El Sol de Tulancingo

Para una buena política, diálogo

- Felipe Arizmendi Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas

MIRAR.- Es claro que no soy militante de un partido político, ni es mi intención intervenir en su vida, a no ser que lesionaran derechos de Dios, del ser humano y de la Casa Común. Sin embargo, la política, en su sentido original, es la preocupaci­ón por la ciudad, por la ciudadanía, por la comunidad, y esa es responsabi­lidad de todos, de la que no podemos eximirnos.

Ypara nosotros, creyentes y pastores religiosos, el camino es Jesús. Él no organizó a la gente para derrocar al invasor imperio romano; sin embargo, su palabra inspiró cómo debería ser la vida en comunidad, sin dominios injustos y arbitrario­s. Con el tiempo, ese imperio se derrumbó. Comparto, pues, una reflexión del Papa Francisco sobre el diálogo político, porque ilumina mucho el momento del país, cuando ya se están moviendo las candidatur­as para la sucesión presidenci­al, y próximamen­te habrá elecciones para gobernador­es en varios estados. Me da la impresión de que algunos candidatos se sobrevalor­an a sí mismos, considerán­dose muy capaces para enfrentar los graves problemas nacionales, que nos tienen rebasados. Ojalá sean capaces de escuchar no sólo a sus incondicio­nales.

No olvido cuando, en mi anterior diócesis, durante la visita pastoral a la ciudad episcopal, cité a todos los dirigentes de los partidos políticos, para un diálogo muy explícito, con esta pregunta: Desde su punto de vista, ¿qué nos sugieren como diócesis para mejor nuestro servicio pastoral? Hablaron con toda libertad. Al final, me dijeron: Le rogamos que nos invite con más frecuencia a estos diálogos, porque sólo aquí, con Usted, no nos peleamos entre nosotros mismos, como acostumbra­mos, sino que pudimos platicar a gusto y con provecho. Se puede dialogar, sin pelear. Esa es la buena política. Quien sólo insulta y descalific­a diariament­e a todos, no sabe dialogar; se impone.

Cuando, en Chiapas, los partidos en el Congreso local intentaban ampliar más el aborto y abrir el camino a los mal llamados “matrimonio­s” homosexual­es, los obispos de la Provincia, junto con los líderes del Consejo Interrelig­ioso, solicitamo­s dialogar con los legislador­es, para que escucharan nuestro punto de vista. El diálogo con los gobernante­s y políticos no es para sacar ventajas, para hacer alianzas, para violar la laicidad del Estado, sino para buscar juntos lo más convenient­e para la comunidad.

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