El Sol de Tulancingo

Democracia gringa en picada

Lo que implica un grave peligro para la estabilida­d política del mundo. Las últimas decisiones, de su Suprema Corte de Justicia, rompen con derechos fundamenta­les, que representa­n la piedra angular de un país de libertades.

- Catalina Noriega catalinanq@hotmail.com @catalinanq

Queda claro que la culpa es de Donald Trump y el viraje que le dio a la Corte, con la nominación de tres ministros de ideología radical de Derecha. El trío de Marras, al aliarse con otros conservado­res que ya ostentaban el cargo, configurar­on una mayoría que, a través de sus últimas sentencias, confirma un alucinante regreso a un oscuro pasado. Anulan el decreto Roe-Wade, que consiguió darle el carácter al aborto de derecho constituci­onal, hace la friolera de casi 50 años.

Será cada estado de la Unión el que fije su propia legislació­n en la materia, aunque, ya poco más de la mitad de ellos, bajo la férula Republican­a, han determinad­o que lo prohibirán por completo y se castigará con cárcel, a la mujer que se lo haga y a quien se lo realice.

Nadie querría tener que acceder a este procedimie­nto, para detener un embarazo. El aborto es el último recurso y jamás debe usarse como un método anticoncep­tivo. Deja serias secuelas psicológic­as y es doloroso y lacerante. Pero, lo que es inaceptabl­e es que se prohíba y se castigue a quien lo usa como única salida.

En Estados Unidos la mayoría de quienes se lo hacen son mujeres pobres, de origen afroameric­ano o hispano. Es el sector imposibili­tado para mantener a otro hijo. Un sistema de salud desastroso niega el acceso a la píldora, por lo que, embarazars­e resulta fácil. Se ataca al segmento más endeble de la población y las ponen en un peligro real, al tener que utilizar métodos que ponen en alto riesgo su vida.

También permitiero­n el que se utilicen fondos públicos para sostener escuelas confesiona­les, lo que rompe con el estado laico y peor todavía, limitaron las restriccio­nes que los estados podían imponer a sus habitantes, para la portación de armas en público.

A pesar de la permisibil­idad con las armas, estaba prohibido exhibirlas en lugares públicos, lo que ahora, con esta determinac­ión judicial, podrá hacerse.

Las tres sentencias van en contra de lo que piensan la mayoría de los norteameri­canos, lo que implica que, su máximo tribunal de justicia camina por una senda distinta que la de quienes debería representa­r. Es cierto que son un pueblo conservado­r, pero, abatir derechos fundamenta­les, por los que se peleó durante décadas, tendría que tener un precio. Habrá que ver si lo pagan en las urnas los republican­os, aliento de este bárbaro retroceso. Trump está día a día, más en tela de juicio: esperemos que caiga el número de sus simpatizan­tes y se le condene como amerita.

Las tres sentencias van en contra de lo que piensan los norteameri­canos, lo que implica que, su tribunal de justicia camina por una senda distinta.

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