Sistema para incidir en políticas de primera infancia
La primera infancia representa el 10 por ciento de la población y equivale a 12 millones 200 mil de niñas y niños, y sin embargo, en México se le da poca visibilidad a esta etapa. Es importante tener en cuenta a esta población porque durante esta etapa el desarrollo del cerebro es exponencial, las niñas y niños durante la primera infancia pueden crear hasta mil conexiones sinápticas por segundo lo cual determina prácticamente las habilidades que tendrán en la etapa adulta para aprender, resolver problemas y relacionarse con los demás.
Si bien existe evidencia científica de que la inversión en primera infancia podría tener retornos económicos de hasta 10 veces los costos, actualmente en México, de acuerdo con el Centro de Investigaciones Económicas y Presupuestarias (CIEP 2020) solamente se invierte 0.7 por ciento de gasto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB). Un porcentaje menor que países como Perú, Costa Rica, Honduras, Argentina, Paraguay, El Salvador, entre otros.
Dada su relevancia, desde Early Institute se lanza el Sistema de Indicadores de Primera Infancia México (SIPI México), la única herramienta que integra estadísticas de primera infancia para conocer exactamente la situación actual de las niñas y niños menores de seis años en educación, salud, nutrición, seguridad, cuidado y pobreza.
Además, el SIPI México permite mostrar la situación de niñas, y niños en relación con el cumplimiento de sus derechos establecidos dentro de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y hacia su cumplimiento en los Objetivos de Desarrollo Sostenible hacia la Agenda 2030.
Dada la evidencia científica de la inversión en la primera infancia, resulta fundamental colocar esta etapa como una prioridad en la agenda pública y de gobierno. Por ello, se necesita promover políticas públicas y leyes con perspectiva de niñez que enfaticen el desarrollo de la primera infancia en nuestro país. Si invertimos hoy, mejoraremos la vida de millones de niñas y niños que lo necesitan y reduciremos sustancialmente los costos en educación y salud el día de mañana. La niñez no puede esperar.