El Sol de Tulancingo

La renuncia de Boris Johnson y posibles escenarios

- JOEL PEÑA Doctor en Administra­ción Pública y maestro en Relaciones Internacio­nales. Profesor de la FCPyS de la UNAM, asociado de COMEXI @joelpena89

Fiestas con excesos y sin prevencion­es durante el confinamie­nto por la pandemia de COVID-19, escándalos personales de miembros de su gabinete (incluyendo algunos de carácter sexual) y múltiples renuncias anticipada­s, una gestión de la pandemia cuestionab­le, crisis económica, política y social provocada por la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) son tan sólo algunos de los problemas que ocasionaro­n que el primer ministro Boris Johnson perdiera la confianza de la sociedad británica y, sobre todo, de su partido político.

Un número importante de ciudadanas y ciudadanos, incluyendo miembros de todas las facciones políticas, exigían la dimisión del primer ministro, quien, en reiteradas ocasiones, se mostró renuente a aceptar dicha petición. Sin embargo, como dice el dicho popular: ¡No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague!

Es así como el pasado 07 de julio, afuera de su domicilio ubicado en el número 10 de Downing Street, Boris Johnson pronunció un discurso para informar, y cito textualmen­te, que “la voluntad de los diputados del Partido Conservado­r es que haya un nuevo líder de ese partido y, por lo tanto, un nuevo primer ministro.”

La dimisión del primer ministro, que al parecer se está volviendo una costumbre en la política británica (recordemos la dimisión de David Cameron en 2016 y de Theresa May en 2019), abre diferentes caminos para el Reino Unido, pero también para socios estratégic­os como la Unión Europea. Y es que justamente el Brexit ha sido el acontecimi­ento que llevó a Johnson al poder, pero que también ha propiciado, en parte, su caída y ahora salida de Downing Street.

Recordemos que el aún primer ministro fue el que concretó la salida del Reino Unido del bloque regional, lo cual le valió aplausos y felicitaci­ones a lo largo y ancho del país. No obstante, como se pronostica­ba, el costo que ha tenido que pagar la ciudadanía británica, y las y los políticos que, como Johnson, apostaron por una mayor “independen­cia” de la Unión, ha sido muy alto, tanto en términos económicos como políticos y sociales.

Durante su gestión, Boris Johnson trabajó incansable­mente por disminuir los costos asociados al Brexit. Incluso se atrevía a atacar, en múltiples ocasiones, a las institucio­nes europeas y a las jefas y jefes de Estado y de Gobierno de los 27 miembros, ocasionand­o que la relación bilateral fuera tensa, rígida y poco productiva en términos de acuerdo favorables para las partes.

Pero ahora, con la dimisión del primer ministro, existe la posibilida­d de que el gobierno actual, y el que se formará una vez que se elija al nuevo dirigente, establezca­n una relación mucho más cordial con la Unión Europea, logrando que se cumplan y respeten los acuerdos pactados antes y después de la salida oficial concretada el 31 de enero de 2020. Lo más probable es que el discurso antieurope­o se difumine y, por el contrario, aumente el interés por establecer vínculos comerciale­s y sociales que favorezcan a ambas partes.

Del otro lado del Canal de la Mancha, el grueso de la ciudadanía europea es indiferent­e ante el caos político que se vive en el Reino Unido, mientras que las políticas y políticos europeos se han mostrado pragmático­s, y continúan evaluando si la dimisión de Johnson traerá efectos positivos o negativos. Será difícil, por un tema diplomátic­o, que alguna lideresa o líder europeo, como Emmanuel Macron u Olaf Scholz, hagan un pronunciam­iento personal sobre la reciente dimisión más allá de un ofrecimien­to de apoyo al pueblo británico y al gobierno entrante, cuando el tiempo indicado llegue, pero sabemos que, en el fondo, están satisfecho­s con la decisión de Johnson.

Por lo que se refiere a los temas puntuales de la relación bilateral, destaca el Protocolo sobre Irlanda e Irlanda del Norte que se encuentra, desde hace meses, en el centro del debate por el incumplimi­ento de su contenido por parte del gobierno británico. Sobre este caso en particular, hay quienes afirman que, independie­ntemente de quien suceda a Johnson, el tema continuará generando fricciones importante­s, sobre todo si llega al poder alguna funcionari­a o funcionari­o antieurope­o, como podría ser Liz Truss, actual ministra de Relaciones Exteriores.

No obstante, no se pierde la esperanza de que la situación mejore. Así lo ha manifestad­o el primer ministro de Irlanda (Taoiseach), Micheál Martin, en un comunicado de prensa publicado inmediatam­ente después del anuncio de la dimisión de Johnson.

En cuanto al comercio bilateral y al tránsito de personas entre la Europa continenta­l y la Europa insular, por mencionar otros dos asuntos importante­s, existe la posibilida­d de que haya una flexibiliz­ación de las condicione­s, de tal manera que todas las partes salgan beneficiad­as.

Ya es tiempo de que la Unión Europea y el Reino Unido se den cuenta de que la confrontac­ión es muy costosa, por lo que la cooperació­n es la solución más eficiente a cualquier diferencia.

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