El Sol de Tulancingo

Del género

- Twitter: @lamoviola

Pues el asunto resultó simpático. No cabe duda que cuando no hay presión, las cosas fluyen de mejor manera. Sin la necesidad de igualar –nunca como propuesta mejorar, equilibrar, emular, etcétera a MarvelDisn­ey, ese eje del mal, Warner-DC entregan con la cinta Liga de supermasco­tas (Jared Stern, 2022), un producto fresco que tiene varios aciertos.

Es verdad, que como se ha promociona­do, el humor de la trama en buena parte tiene el estilo de los Legos, pero realmente tiene otros aciertos.

Cabe añadir que en buena medida evitan, casi, la corrección política y por esto el humor fluye a lo largo de la trama. Obvio, una película de mascotas, tampoco es que se pueda tomar tan en serio.

En algún punto, vemos parodia de género, como si fuera aquel Superman de 1983 dirigido por Richard Lester; de hecho, la película tiene más referentes al Superman de Donner, el de 1978 y al Batman de Burton en 1989, que al actual Universo fílmico de DC o lo que queda de él.

Sin sobre interpreta­r el asunto, esta nueva película animada inicia su historia con una muy buena secuencia que hace referencia al expresioni­smo de Donner y eso ya es un adelanto de la calidad visual, discreta, pero efectiva.

¿De qué va? Bueh, Kripto, la mascota de Sup (Superman, vaya, un ególatra bobón, aniñado y vanidoso, de lo más gracioso en el filme), se pone celoso porque el de los calzones rojos lo descuida para atender a Lois Lane. En medio de sus pasiones perrunas, no se da cuenta que una conejillo de indias, secuestra a su amo tirano opresor y mejor amigo, para quedar bien con Lex Luthor, del que está enamorada (es neto).

Kripto pierde sus poderes y se propone buscar al que le da su Proplan. Para esto, recurre a un grupo de mascotas abandonada­s, que sí, por supuesto, se hacen también de sus respectivo­s poderes.

El asunto es comedia desde el principio y la verdad es que también un poco de divorcio o negación del desastre de la franquicia reciente. Gran acierto, aunque la idea no es nueva, este asunto de las supermasco­tas, es algo fresco y sin pretension­es.

Por cierto que cada que hay crisis en la tierras infinitas editoriale­s de los cómics, los perritos son buena idea para ayudar a que las historias tomen fuerza: en los años de censura de estas publicacio­nes, entre las décadas de los cincuenta y sesenta en Estados Unidos, hasta a Batman le endilgaron un perro como mascota, que no es el que sale en esta película. La idea era dulcificar el entorno.

DC Liga de supermasco­tas tiene sus referentes chavorruco­s pero funciona muy bien para el público infantil, algo que estas franquicia­s olvidan un poco.

Por cierto que el doblaje al español, con las voces de Michelle Rodríguez como la villana conejillo de indias, y Alfonso Herrera como el perro héroe, es bastante bueno y apoya a la trama en su versión local.

Ya entrados en las vacaciones de verano, es una semana de estrenos ligeros y hace bien ver un Blockbuste­r que es pura diversión y no ponerse tan intensos siempre.

DC Liga de supermasco­tas: guaucifica­ción

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