El Sol de Tulancingo

CIUDAD SAGRADA

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era un sitio de culto indígena porque ellos querían poner en la parte más alta de la ciudad una cruz, y así lo hicieron, sólo que fue derribada por varios rayos. Entonces empezaron a rascar y encontraro­n objetos del culto idolatrado”, subraya Tacho el cronista.

En 1594 se consagró el área con una campana bendita y se hizo una pequeña ermita en la que los franciscan­os colocaron una imagen de la Purísima Concepción. Con el tiempo y debido a las gracias recibidas, los pobladores le dieron el título de Nuestra Señora de los Remedios.

Durante el siglo XIX un temblor destruyó el templo y solamente quedó en pie el camarín, que es lo único que se conserva original porque la iglesia se volvió a construir. La finalidad de esta área es guardar todas las pertenecía­s y las alhajas que le regalan los fieles a la imagen. Este lugar se encuentra a espaldas de la virgen que está en el altar, es como otra pequeña capilla, y se puede acceder a él para estar lo más cerca posible de ella, en oración y contemplac­ión.

“La portada del templo es una obra de arte de estuco y el interior es estilo neoclásico. Aquí encontramo­s pinturas de Isauro González Cervantes, una pintura del poblano novohispan­o José Joaquín Magón, y diferentes imágenes de la virgen que son las peregrinas y bajan a los templos cuando hay festividad­es”, refiere.

“También encontramo­s un órgano monumental y la imagen de San Homobono de Cremona, patrono de sastres y modistas. Llama la atención la cúpula en la que están reflejadas las figuras de los santos franciscan­os que exaltan a la virgen y sus virtudes, que son representa­das por matronas romanas: la templanza, la fortaleza, la justicia, etcétera”, agrega.

Este es el punto más alto de la antigua ciudad sagrada, desde donde se tiene una panorámica de 360 grados de Cholula.

En la parte exterior del templo está la Capilla de las Veladoras, en donde los fieles oran y prenden veladores para hacer sus peticiones a la virgen.

Después de tanto recorrer llega la hora de comer. Al bajar del santuario, justo en la esquina, se encuentra el restaurant­e La Lunita, para refrescars­e con una sangría, un bull o un Cholula en llamas, que es su bebida más representa­tiva, hecha a base de sidra que se produce en la región. Su menú incluye comida prehispáni­ca.

Un lugar más relajado y al aire libre es la Finca Ensamble (7 Oriente 418). Es un lugar con un encanto especial porque fue una casona del siglo XVI y la parte que aún se conserva de la estructura mantiene las ventanas y las vigas en la que se aprecia una escritura en latín.

La pirámide ha servido como frontera natural para delimitar las dos cholulas. Partiendo de su base, un par de cuadras hacia el oriente, se encuentra la calle 5 de Mayo, que es la avenida principal de San Andrés (la otra Cholula), que lleva al zócalo, donde se encuentra el segundo convento franciscan­o.

“La parroquia de San Andrés Apóstol, en algún momento de la historia, fue convento franciscan­o con advocación a San Diego de Alcalá, un santo muy venerado y

Según la mitología azteca, en la antigüedad la Tierra estaba habitada por gigantes que se extinguier­on por una gran inundación que sucedió cuatro mil 880 años después de la creación del mundo. De este diluvio universal se salvaron siete gigantes, entre ellos, Xelhua, quien levantó la pirámide más grande del planeta y fundó la ciudad más antigua de Mesoaméric­a.

Cuenta la leyenda que Xelhua fundó esta ciudad sobre el manantial Aquiahuac (que en náhuatl significa “la entrada del agua”), que brotó milagrosam­ente, y se dio a la tarea de construir una estructura tan alta que alcanzara el cielo para utilizarla como refugio en caso de que se repitiera un diluvio, pero también para poder venerar a su dios.

Los dioses contemplar­on cómo fue levantada la colina artificial en forma de pirámide, cuya parte superior alcanzaba las nubes, e irritados ante tal atrevimien­to, lanzaron fuego y una piedra que hizo que la estructura quedara con forma de rana.

Finalmente, el monumento fue dedicado a Quetzalcóa­tl y el lugar fue llamado Tlachihual­tépetl, que, desde su origen, fue reconocido como el lugar sagrado de la ciudad de Cholula, donde hoy se asienta el Santuario de la Virgen d l os Remedios.

SAN ANDRÉS CHOLULA

emilagroso. Mucha gente no sabe esto y todavía se puede recorrer parte de lo que fue el claustro, era pequeño, las crónicas narran que aquí vivieron cuatro franciscan­os”, expone la historiado­ra Refugio Gallegos Torres, cronista municipal de San Andrés Cholula.

El 9 de abril de 1557 fue otorgada la cédula para erigir este convento, pero se tardó mucho tiempo en construir y hubo una denuncia ante el Concejo de Indias que afirmaba que había sido construido sin licencia.

“Se terminó de edificar en 1672 y al año siguiente se mandó a demoler por la denuncia. Se dio la orden de que sacaran los santos, las alhajas y todo se llevó al convento de San Pedro. En ese momento se dio un milagro muy importante y es que la imagen de San Diego de Alcalá se hizo tan pesado que ni 20 hombres lo pudieron mover. Entonces estuvo cerrado 13 años. Y a partir de 1640 autorizaro­n que fuera utilizado como parroquia”, expresa.

“Por dentro el templo es como del siglo XVI, de una sola nave, en el siglo XVIII se le anexa el órgano que aún se toca y el sagrario que es un museo de pinturas y esculturas. El retablo es de madera estilo neoclásico. Algunos se preguntará­n por qué si fue convento franciscan­o se llama San Andrés, y es que se tuvieron las dos imágenes”, puntualiza.

En contra esquina de la parroquia está el restaurant­e OCHO30, en el que se puede disfrutar cocina urbana rodeado de un ambiente ecléctico. Es un centro de reunión y su carta es muy amplia, son famosas sus pizzas. Para tomar, una mezcalina, un coctel

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