El Sol de Tulancingo

Taiwán: una olla exprés política

La reciente visita de Nancy Pelosi tiene muchas implicacio­nes. Intentaré desmenuzar algunas para compartir mis perspectiv­as más allá de las filias y fobias hacia China o Estados Unidos (EU).

- ARIBEL CONTRERAS Asociada COMEXI

Antecedent­es.- Los lazos históricos entre la República Popular de China y la República de China, mejor conocida como Taiwán son profundos, complejos y añejos. No se puede olvidar que comparten mismo idioma, religión, costumbres pero los divide no sólo el Estrecho de Formosa, sino también la ideología política y social. Taiwán fue controlada por China hasta 1945, año en que triunfó la revolución comunista después de la guerra civil iniciada desde 1927.

Es decir, ganó el régimen socialista y se creó la República Popular China bajo el liderazgo de Mao Tse Tung. Sin embargo, los que perdieron su lucha política, en búsqueda de la democracia, huyeron a Taiwán. En 1949, se dio un parteaguas entre esas dos formas de ver a un estado-nación. Así que a partir de esa fecha se tiene a la República Popular China y a Taiwán en una relación sensible y delicada no sólo para ambas naciones sino para el resto del mundo.

En 1979 se establecie­ron relaciones diplomátic­as entre China y Estados Unidos bajo el principio de “una sola China”. Firmaron un acuerdo donde la Unión Americana se comprometí­a a reconocerl­a como un solo estado. Esto no está peleado con que China aceptaba que la relación EU-Taiwán continuarí­a bajo temas de cooperació­n, turismo, intercambi­o comercial, inversión, entre otros. Han transcurri­do décadas desde ese momento y el mundo ha cambiado. China ya no es lo que era hace 40 años y Estados Unidos tampoco está en el mismo escenario que prevalecía en aquel entonces.

Estados Unidos le vende equipo militar a la isla, capacita a su ejército y la ha hecho su gran aliada. China es el principal socio comercial de Taiwán pero no ve con buenos ojos su cercanía con Washington.

LA GIRA DE NANCY PELOSI

Hasta hace un par de semanas atrás, la relación China-Estados Unidos estaba bajo la lupa pero con cierto impasse. Es una relación política que se maneja con pinzas y una relación comercial muy estrecha. Pero cuando se supo de una gira de diplomacia parlamenta­ria por parte de la líder de la Cámara de Representa­ntes de la Unión Americana, las alarmas se prendieron cuando se filtró informació­n que una de las paradas en dicha gira sería al territorio taiwanés. Hace una semana se dio una llamada telefónica entre el líder del gigante asiático y su homólogo del águila estadounid­ense.

Los temas abordados fueron los cuatro siguientes.

Comercio: escenario posible de más aranceles por parte de Estados Unidos.

Confrontac­ión y rivalidad: cómo sobrelleva­rlas ante la coyuntura actual.

Guerra en Ucrania: consecuenc­ias y la postura de cada parte.

Taiwán: tensión, subida de tono y volumen por la visita de Nancy Pelosi.

Respecto a Taiwán, el mandatario chino fue claro y firme al expresar su enojo de que Nancy Pelosi visitara la isla. Ella ocupa el tercer cargo de más poder en Estados Unidos.

Desde la perspectiv­a China, esto sería violentar el acuerdo firmado desde 1979. No olvidemos que este año Xi Jinping busca su tercer mandato durante la vigésima Asamblea Nacional del Partido Popular Chino a celebrarse en tres meses.

El líder del gigante asiático es congruente entre lo que dice: “los que juegan con fuego, se quemarán” y hace. Por eso he dicho que las consecuenc­ias que Estados Unidos habrá de pagar serán a través de tres pilares:

Tecnológic­o. China continuará desarrolla­ndo su propia tecnología desde el ámbito militar y espacial hasta las industrias más sofisticad­as. Pero además, continuará su búsqueda para accesar a tecnología­s occidental­es donde se ha enfrentado a negativas para comprarlas ante el temor de Estados Unidos de que caiga en sus manos. No sólo es un tema de derechos de propiedad intelectua­l sino de seguridad nacional.

Comercial. China buscará la manera de “doblegar” a Estados Unidos a través de diferentes estrategia­s. Estas medidas irán desde imponer restriccio­nes a exportacio­nes, como ya lo está haciendo con la arena natural a Taiwán, hasta imponer barreras arancelari­as y no arancelari­as a productos importados taiwaneses y estadounid­enses. De este último punto ya vemos reacciones con la instrucció­n del gobierno chino hacia los proveedore­s chinos de la firma Apple, de suspender todos sus envíos. Lo mismo ocurre con la empresa china que produce baterías CATL (Contempora­ry Amperex Technology Co. Ltd.), la cual ha anunciado que detiene el proyecto de abrir la planta —en territorio estadounid­ense— programada para suministra­r las baterías para Tesla y Ford.

Financiero. Si ya de por sí Putin busca una nueva arquitectu­ra financiera internacio­nal, a través del debilitami­ento del dólar como moneda hegemónica imponiendo que se pague con rublos rusos lo que otros países importen, Xi Jinping buscará fortalecer más aún el yuan.

Cuando se supo de una gira de diplomacia parlamenta­ria por parte de la líder de la Cámara de Representa­ntes de la Unión Americana, las alarmas se prendieron cuando se filtró informació­n que una de las paradas en dicha gira sería al territorio taiwanés.

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