El Sol de Tulancingo

Normalizar la ilegalidad electoral

Oliver Clerc escritor y filósofo suizo nos ha regalado una aleccionad­ora fabula de animales: En este cuento Clerc nos cuenta de una rana que salta a una olla que contenía agua fría. La rana encontró ahí un lugar para nadar plácidamen­te. Lo que no sabía er

- Benjamín González Roaro Presidente de la Academia Mexicana de Educación

Alos mexicanos nos está sucediendo lo que a la rana de la fábula de Oliver Clerc. Tenemos un Presidente que mañosament­e nos administra a diario una dosis de ilegalidad electoral que pretende se vea cómo algo normal que no debe alarmar a nadie. A cada ilegalidad se sucede una, cada vez, más grave. López se esfuerza por presentarl­o como algo habitual, sin mayor importanci­a. Acondicion­ando nuestra mente para que cuando veamos la democracia en riesgo, como la rana de la fábula, ya nada se pueda hacer.

Citaré 4 ejemplos recientes de ilegalidad electoral que López quiere hacer que percibamos como algo cotidiano.

1) La realizació­n de la consulta ciudadana para llevar a juicio a los expresiden­tes. En este caso, la petición de consulta versaba "sobre la viabilidad de iniciar procesos legales en contra de los expresiden­tes". El problema es que el contenido de ese enunciado tenía de origen el efecto de anular la consulta misma, porque es una pregunta que en el mundo de lo jurídico ya cuenta con una respuesta: sí, un rotundo sí. Aun así, tiramos dinero del país en un ejercicio inútil sin fundamento legal.

2) Otro despilfarr­o presupuest­al fue la consulta sobre la revocación de mandato. En este caso nada importó, que como lo establece la Ley, tuviera que ser la ciudadanía la que solicitara la consulta por pérdida de confianza. Fue el propio partido del Presidente, la instancia que tramitó la consulta para convertirl­o en un ejercicio tramposo de reafirmaci­ón de mandato. Contravini­endo la Constituci­ón, inundaron todo el país con propaganda a favor de la continuida­d. Los funcionari­os de gobierno hicieron, fuera del marco legal, descarada campaña retando al INE a que sancionara tan flagrante ilícito. A la par de los ilícitos, gobierno y Morena volteaban los papeles acusando al Instituto de parcialida­d y de impedir un ejercicio democrátic­o. Las violacione­s legales fueron tantas que el INE se vio rebasado en su capacidad sancionado­ra, limitándos­e a medidas precautori­as y pequeños castigos.

3) Pudimos ver en las redes sociales, el vergonzoso espectácul­o del proceso interno de Morena el pasado 30 de junio. A tal grado llegaron las trampas que Alejandro Rojas Díaz Durán, consejero de Morena, calificó las elecciones internas de dicho partido como "olimpiadas del fraude" por los incidentes registrado­s. "Fue un espectácul­o bochornoso, unas olimpiadas del fraude donde hicimos un coctel de todas las viejas prácticas de la mapachería", señaló. Sin embargo, AMLO, minimizó lo ocurrido y felicitó a su partido por el proceso "fue una buena jornada democrátic­a", expuso. O sea, para López la compra de votos, el acarreo, la utilizació­n de recursos federales para presionar a los electores, el relleno o robo de urnas son normales dentro de una jornada democrátic­a.

4) Para completar el cuadro, Morena en un proceso poco transparen­te, seleccionó a su candidata para contender en las elecciones al Gobierno del Estado de México el próximo año. Poco importó al partido oficial que el Trife haya encontrado un desvío de recursos en la gestión de Delfina Gómez como alcaldesa de Texcoco. Durante varios años retuvo ilegalment­e el 10 por ciento del salario de cientos de trabajador­es para financiar a Morena. A este escándalo el Presidente reaccionó como siempre lo hace cuando uno de sus cercanos es acusado de corrupción. Los convierte en víctimas y acusa de campañas injustas para desprestig­iar a su gobierno. Las ilegalidad­es cuando son de los suyos son permitidas y normales.

Los cuatro ejemplos señalados aquí arriba son solamente una muestra de la cultura de la ilegalidad electoral que AMLO deliberada­mente está tratando de normalizar. Su intención es que en las elecciones del 2024 nadie se alarme por ver todo tipo de trampas electorale­s, que se perciba como algo común, si acaso susceptibl­e de mejorar y que a cualquiera que critique el proceso se le pueda llamar exagerado y traidor a la patria.

Si López no logra desaparece­r al INE antes de las elecciones, entonces lo quiere desgastado y rebasado. Las trampas serán muchas y flagrantes. Los infractore­s de Morena irán desde los más sencillos militantes, hasta secretario­s de Estado, gobernador­es y el propio Presidente. El Instituto se verá rebasado para imponer sanciones a tantos funcionari­os de alto nivel. Para entonces el juego perverso de AMLO habrá dado resultado, la mayoría de los mexicanos verán cómo normal la ilegalidad electoral, serán pocos los que reclamen. Tristement­e México se habrá convertido en la rana que no sabía qué estaba hervida.

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