Hidalgo, libre de viruela del mono
La viruela símica es una infección zoonótica vírica, lo que significa que puede propagarse de animales a seres humanos
El segundo caso sospechoso de viruela símica o del mono en la entidad resultó negativo, informó la Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH), por lo que la entidad aún está libre de esta enfermedad, la cual acumula en el país más de 147 casos.
Este segundo caso fue detectado el pasado 8 de agosto, cuyo paciente no tiene antecedentes recientes de viaje al extranjero, pero sí al Estado de México y Ciudad de México, las cuales se ubican a 52 y 90 kilómetros de Pachuca.
Mientras se esperaban los resultados del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (InDRE), permaneció en su domicilio aislado. No se precisó qué tipo de enfermedad fue positivo.
Respecto al primer caso sospechoso, que también fue descartado, fue registrado el pasado 2 de agosto. La duda era mayor, ya que en días recientes viajó a Europa y luego a Canadá. Fue diagnosticado con herpes zóster, provocado por el mismo virus de la varicela.
Hasta el pasado 8 de agosto, México reportó 147 casos y ninguna defunción, en 18 estados, la mayoría en la Ciudad de México, con 75; mientras que, en el Estado de México, tres.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la viruela símica es una infección zoonótica vírica, lo que significa que puede propagarse de animales a seres humanos. Cabe destacar que también puede propagarse de persona a persona.
La SSH reitera que es importante mantenerse atentos ante alguna sintomatología que podría ser sugestiva a esta infección como es: fiebre, dolor de cabeza, muscular y de espalda, falta de energía, ganglios linfáticos inflamados.
A estos síntomas les sigue o acompaña una erupción que puede durar de dos a tres semanas. La erupción se puede ubicar en la cara, las palmas de las manos, las plantas de los pies, los ojos, la boca, el cuello, la ingle y las regiones genitales o anales del cuerpo.
Al principio, las lesiones son planas, luego se llenan de líquido y, a continuación, se forman costras, se secan y se desprenden, y por debajo se forma una capa nueva de piel. Los síntomas suelen durar de dos a tres semanas y, por lo general, desaparecen por sí solos.