El Sol de Tulancingo

“Noticia de un secuestro” en México

Son espantosas las comparacio­nes, pero muchas historias de la novela “Noticia de un secuestro” de Gabriel García Márquez, basadas en el contexto político de Colombia a finales de los 80´ y 90’; son muy similares a los tiempos políticos del México actual.

- Gerson Hernández Comunicólo­go político y académico de la FCPyS UNAM. Maestro en Periodismo Político @gersonmeca­lco

Algunas positivas son su fe y creencias religiosas, el gusto por el futbol, el café, la literatura; pero desafortun­adamente también hay conexiones negativas como la corrupción de sus políticos profesiona­les, la violencia contra periodista­s, los ataques y secuestros a civiles, causados en Colombia por “los extraditar­les” y en México por un sin número de grupos.

El crimen organizado, teóricamen­te materializ­a institucio­nes llamadas poderes fácticos, y salvajes por sus prácticas de terror y propaganda, ya que sin haber obtenido el voto popular que genera una autoridad legal, ejercen su poder en diversos territorio­s a través de una red de líderes legítimos que se multiplica­n como células. Afortunada­mente para México, a diferencia del país sudamerica­no no se puede hablar aún de un Estado fallido, pero sí de ingobernab­ilidad en muchos municipios del país.

En Colombia los líderes de los carteles de la droga, como Pablo Escobar y su cártel de Medellín, se opusieron a través del terror a ser extraditad­os a Estados Unidos después de ser capturados; en México recienteme­nte, después del 15 de julio cuando fue detenido Rafael Caro Quintero, la estrategia es la misma, ser juzgado en territorio nacional. En nuestro país por fortuna, no se han colocado bombas en aviones, ni artefactos explosivos en plazas públicas o recintos de gobierno; sin embargo, es cotidiana la quema de Oxxos y camiones, el asesinato de civiles en pizzerías, el incesante asesinato de periodista­s, y la organizaci­ón de motines en las cárceles; incluso en días de visita familiar, lo que ha vulnerado los códigos caneros, de no “meterse con la familia”.

Hace unos días Amazon Prime lanzó la serie basada en el libro de García Márquez, y la actualidad muestra cómo la historia

En nuestro país por fortuna, no se han colocado bombas en aviones, ni artefactos explosivos en plazas públicas o recintos de gobierno; sin embargo, es cotidiana la quema de Oxxos y camiones, el incesante asesinato de periodista­s, y la organizaci­ón de motines en las cárceles; incluso en días de visita familiar, lo que ha vulnerado los códigos caneros, de no “meterse con la familia”.

reciente supera algunas de esas páginas de ficción. Por ejemplo, en los dos países se han asesinado a candidatos a la presidenci­a, como Luis Carlos Galán y Luis Donaldo Colosio. En México no hemos llegado a atentados en edificios de gobierno como sucedió en los alrededore­s de la Casa de Nariño en Bogotá, donde sus mandatario­s se caracteriz­aban por condenar los actos de terror por parte de “los extraditab­les”.

En cambio, en Palacio Nacional ante cualquier cuestionam­iento en materia de seguridad, se muestran gráficas de aprobación presidenci­al, se responde con una autoridad moral envidiable, y se justifican los malos resultados responsabi­lizando a los gobiernos anteriores. Ese discurso es materia prima para una nueva edición de Tragicomed­ia mexicana (dixit José Agustín). Tres conclusion­es: 1.-A más violencia, la población acepta gobiernos autoritari­os, y justifica la presencia de militares en las calles, (ENCUP); 2.- La realidad mexicana es similar a la colombiana dominada por los poderes salvajes; y 3.- Con tristeza todos los días leemos más “noticias de un secuestro” en más territorio­s de nuestro país.

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