Sumamos política humanista a la educación
La designación de la maestra Leticia Ramírez Anaya comos secretaria de Educación Pública evidenció, una vez más, el pensamiento retrógrado que define y defiende la oposición mexicana ante la profunda transformación nacional encabezada por el Presidente An
El culmen del conservadurismo lo esgrimió la otrora poderosa dirigente sindical Elba Esther Gordillo quien, al más puro y auténtico estilo del rancio priísmo, pretendió descalificar el nombramiento presidencial arguyendo que “la prioridad (del gobierno del Presidente) es la política por encima de la educación”, cuando es bien sabido que la educación es un proceso inherente a la política desde los tiempos de Aristóteles, y que en este caso particular sus descalificaciones sobre la institucionalidad exhibida por Leticia Ramírez como servidora pública son la mejor garantía de que la reforma educativa definida por el Gobierno de México tomó muy en cuenta la premisa aristotélica de que “educar a la mente sin educar el corazón no es ninguna educación”.
Seguramente la maestra Elba Esther, en su meteórica carrera al frente del SNTE y su histórico acotamiento a las disposiciones neoliberales de sus padrinos y patronos, piensa que nos olvidamos del desastre educativo que impuso al magisterio para alcanzar los anhelos de destruir la histórica política que en educación retomó el, también, principio aristotélico de la gratuidad para los educandos.
Muchos de quienes conocemos las altas y bajas y el viejo estilo del quehacer político que identifica a Elba Esther como operadora del 0.56 por ciento de margen con el que Calderón obtuvo la Presidencia de México en 2006, tenemos muy presente
“Los verdaderos maestros son como puentes sobre los cuales invitan a sus alumnos a cruzar”. Nikos Kazantzakis
Precisamente este es el proceso anunciado recientemente y que encabezará Leticia Ramírez Amaya, cuyas habilidades y capacidades una vez más demostrarán el acierto presidencial. Con ella al frente de la SEP, se inicia la venturosa ruta educativa que fortalecerá la que hará de los maestros dignos puentes por los cuales cruzarán sus alumnos a un presente comunitario fincado en el orgullo de pertenecer a un país rico en historia, cultural, libertades y democracia.
su apoyo a la mal llamada Reforma Educativa del 2008, dictada desde la OCDE e impunemente apoyada por un grupo de empresarios apátridas ávidos de deslegitimar al magisterio y sumirlo en una campaña de desprestigio mediático que mucho dañó a la sociedad mexicana.
A fin de restaurar la urgente y sana relación del magisterio con sus comunidades, desde el primer momento de su mandato, el Presidente de la República instruyó iniciar una serie de ajustes y reformas cuya meta fuese la recuperación de la dignidad de los trabajadores de la Educación para, una vez lograda esta, emprender junto con ellos y con sus comunidades escolares, la profunda transformación propuesta por el Gobierno de México a fin de que la educación mexicana, al integrar valores humanitarios y principios comunitarios, sea el baluarte de la cohesión social del país que fortalezca los lazos histórico-culturales de nuestra nación con el mundo.
Precisamente este es el proceso anunciado recientemente y que encabezará Leticia Ramírez Amaya, cuyas habilidades y capacidades una vez más demostrarán el acierto presidencial al encargarle uno de los legados más relevantes de su Gobierno, pues precisamente el derecho a la educación pública, gratuita y laica es una de las más altas prioridades del actual Gobierno de México, el que desde siempre advirtió del craso agravio que en esta materia impuso el criterio neoliberal que hoy en el mundo empieza a acarrear estragos en generaciones que se están viendo privadas de acceder a una formación integral y, sobre todo, a una educación media y superior accesible a los recursos económicos de sus familias.
Aquí en Europa se discute muchos sobre el tema y cómo atender a la generación “hikikomori” (con aislamiento social juvenil), tema identificado en el Japón como uno de los grandes retos de gobierno, en el que juega mucho el factor de frustración ante los enormes obstáculos promovidos por el esquema educativo neoliberal que desnaturalizó a la educación como derecho humano y la transformó en mercancía dirigida a los mejores postores, en instrumento orgánico de los Estados para perpetuar la desigualdad social.
Recuperando el pensamiento del filósofo y escritor griego Kazantzakis, con Leticia Ramírez Amaya al frente de la SEP se inicia la venturosa ruta educativa que fortalecerá la ruta que hará de los maestros dignos puentes por los cuales cruzarán sus alumnos a un presente comunitario fincado en el orgullo de pertenecer a un país rico en historia, cultural, libertades y democracia.