El poder de la oración
MIRAR.- El 27 de marzo de 2020, cuando arreciaba la pandemia por el COVID-19, el Papa Francisco hizo una oración en la Plaza de San Pedro, en nombre de toda la Iglesia y la humanidad, pidiendo a Dios que cesara ese mal y el mundo se viera libre de sus dev
Entonces, ¿sirve orar? Claro que sirve, y mucho, porque se fueron descubriendo las necesarias vacunas en un tiempo relativamente breve, y hoy se tiene ya bastante control sobre el virus. Alguien se puede preguntar por qué Dios no actuó de inmediato, librándonos de ese mal. La respuesta es que Dios no quiere actuar sin nosotros.
El no es un mago que, como con una varita mágica, domina y controla todo. Nos ha hecho a su imagen y semejanza, para que nosotros actuemos junto con Él. Sirve orar, pero Dios no quiere hacer nada sin nosotros, aunque lo puede hacer, y muchas veces actúa Él solo, como en los milagros inexplicables que acontecen diariamente. Hay personas que no quieren vacunarse, y países con pocos recursos para ofrecer las vacunas a toda la población, y Dios respeta estos procesos.
Pedimos que nos dé el pan de cada día; pero si no trabajamos, no tenemos derecho a comer. Dios da de comer a los pajarillos, pero no en el nido; tienen que salir temprano a buscar su alimento y no mueren de hambre. De ordinario, Dios no actúa si nosotros no hacemos lo que nos toca. Somos su imagen, no monigotes que Él maneje a su arbitrio; somos personas, con muchas capacidades, que debemos desarrollar para colaborar en la obra de la creación y de la renovación integral de los seres humanos y de la casa común.
Hacemos oración por la paz y la tranquilidad social en nuestra patria, pero al mismo tiempo procuramos exponer ante nuestras autoridades los dolores de nuestro pueblo, aunque algunas nos respondan con ofensas y descalificaciones, con su orgullo prepotente.