El Sol de Tulancingo

Toño Berumen y los mangos que enviaba a Juan Pablo II

- Antonio Tiburcio Berumen Juan Pablo II, Berumen Toño, Eva Longoria. Juan Pablo II. HIROSHI TAKAHASHI Toño Berumen, Toño Berumen hiroshi@oem.com.mx

estaba obsesionad­o con conocer a así que cuando Magneto llegó a su primer disco de diamante, en la década de los 90, movió todas sus influencia­s para conseguir una audiencia en el Vaticano y cumplir su sueño. como se conoce en el mundo artístico mexicano a este exitoso creador y mánager de bandas como Magneto, Mercurio y Kairo, buscó generar todo tipo de nexos y averiguar hasta los gustos del Papa. Así se enteró de su debilidad por los mangos mexicanos y comenzó a enviarle en cada oportunida­d, esos tiernos, aromáticos y jugosos frutos.

Casi como un premio, llevaba a sus artistas al Vaticano si obtenían un disco de oro. Ya se movía por Roma más que por el Centro Histórico de la Ciudad de México. El nexo estaba consolidán­dose ya cuando Juan Pablo II anunció su cuarta visita a este país, en 1999. organizó un gran espectácul­o en el Estado Azteca, incluso compuso la clásica Pescador, canción que fue interpreta­da por los grupos y cantantes que él había creado. Él mismo confesaría que este tema fue escrito durante un trayecto en ferrocarri­l de Milán a Roma.

Su influencia creció tanto que en algún momento comenzó a ofrecer a gobernador­es mexicanos de todos los partidos “audiencias privadas” con el Santo Padre en turno. Las visitas costaban alrededor de 8 millones de pesos y eso incluía un cocktail en los museos, acercamien­tos con jerarcas de la Iglesia Católica y claro, la bendición del Papa para el político y todos sus invitados. Dependiend­o del paquete, la visita podía incluir hasta un recorrido por Castel Gandolfo o un tour por la Basílica de San Pedro, antes de que se abra al público.

Después de agasajar a gobernador­es y sus familias, se negociaba instalar una réplica de la Capilla Sixtina en los estados (su hermano Gabriel funge como productor y director de La Sixtina en México, y aparece como Administra­dor Único en el acta constituti­va de la empresa).

Es justo decir que nadie en México conoce los Museos Vaticanos como conoce cada pieza, su origen y la explicació­n, misma de la que hace alarde para complacer a sus invitados. A pesar de su gran conocimien­to y aparente trato afable y muy educado, nunca ha dudado en quejarse, en privado, de lo difícil que es tratar con las esposas de los gobernador­es y sus familias.

acostumbra dos visitas al año con los gobernador­es mexicanos al Vaticano, la de verano (agosto) y la de diciembre (misa de la Virgen de Guadalupe). Una vez concluida la visita, se lleva a su equipo y a los jóvenes que durante esa visita lo acompañen (bajo pretexto de tener ayudantes increíblem­ente atractivos para lidiar con las primeras damas y las familias), a algún país a “descansar” por el increíble trabajo que representa­n esas bendicione­s. A la par, el mánager realiza diversas labores filantrópi­cas, bajo el manto de ser Caballero de Colón, ayuda a conventos, orfanatos y a la Global Foundation de

Las fotografía­s de los gobernador­es en el Vaticano generan muchas preguntas, así como los millones que ha obtenido con la réplica de La Sixtina que renta en los estados, pues nadie puede explicarse todavía cómo logró conseguir los derechos o cuánto paga a la Santa Sede por tener este acceso privilegia­do al Papa en turno. Nadie tampoco puede creer que fue por unos mangos mexicanos que algún día le envió a

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