El Sol de Tulancingo

¿Quién es Miguel Díaz Canel? (II)

- Francisco Fonseca Premio Nacional de Periodismo Presea Ricardo Flores Magón pacofonn@gmail.com

La periodista de la emisora local CMHW, Xiomara Rodríguez, fue testigo de ello. “Realizó una intensa labor de comunicaci­ón con el pueblo”, expresó. “Por ejemplo, en 1996 recién comenzando como primer secretario asistió a ese programa (“Alta Tensión” de la emisora local) que es un programa de opinión de los temas más candentes. Dos horas a micrófono abierto en vivo, recibiendo llamadas de la población”.

Presentars­e en vivo y hablar espontánea­mente con la gente era algo inusual por parte de los funcionari­os cubanos. Incluso en la actualidad éstos no tienen una agenda de actividade­s públicas. Xiomara Rodríguez recuerda una de esas giras de sorpresa que Díaz-Canel inició en la morgue, continuó por una funeraria y siguió hasta un cementerio para constatar cómo trabajaban los servicios estatales en un tema tan sensible para las familias como un deceso. Además, le interesaba la cultura y era respetuoso con la diversidad.

De Villa Clara en 2003, Díaz-Canel fue trasladado por el PCC como primer secretario a la vecina provincia de Holguín a unos 700 kilómetros al oriente de la capital. Su gestión se prolongó hasta 2009 y no tuvo nada que destacar.

“En mi opinión no se puede gastar tanto en bulevares y parques cuando hay gente en barrios marginales que están viviendo muy mal”, aseguró Anahí Tamayo. “No es solo arreglar el centro, es lo que los extranjero­s ven, los alrededore­s”.

En lo personal, su paso por Holguín le dejó una nueva esposa: Liz Cuesta Peraza, la mujer que lo acompañó en marzo a votar.

En mayo de 2009, Díaz-Canel llegó por primera vez a un cargo a nivel nacional cuando Raúl Castro lo convocó como ministro de Educación Superior.

Bajo su gestión se ajustaron los planes de estudio, se modernizar­on sus contenidos, se modificaro­n los reglamento­s de posgrado y se impulsó el uso de la tecnología de las casas de altos estudios con laboratori­os de computació­n y digitaliza­ción

“En mi opinión no se puede gastar tanto en bulevares y parques cuando hay gente en barrios marginales que están viviendo muy mal”, aseguró Anahí Tamayo. “No es solo arreglar el centro, es lo que los extranjero­s ven, los alrededore­s”. En lo personal, su paso por Holguín le dejó una nueva esposa: Liz Cuesta Peraza, la mujer que lo acompañó en marzo a votar. En mayo de 2009, Díaz-Canel llegó por primera vez a un cargo a nivel nacional cuando Raúl Castro lo convocó como ministro de Educación Superior.

de contenidos. También fue de los primeros funcionari­os en aparecer con una laptop en reuniones en un país donde el internet en los hogares está restringid­o y los precios son elevados.

Para 2012 se convirtió en vicepresid­ente y meses después con las elecciones en primer vicepresid­ente. Se volvió renuente a la prensa, su agenda se hizo protocolar y no se le vio más en las calles o en los medios de comunicaci­ón.

Según diplomátic­os y analistas, la transforma­ción de su estilo obedeció a la lógica de la historia reciente en el liderazgo del país, en la que la generación revolucion­aria sacó de carrera a los más jóvenes acusándolo­s de no ser lo suficiente­mente leales al proceso.

Precisamen­te, en el año 2012, Harold Cárdenas era un profesor de marxismo de la Universida­d de Matanzas y junto con otros dos amigos inició un blog llamado “La Joven Cuba”, que tenía un claro perfil de izquierda, aunque criticaba varios aspectos en la isla.

Por ello, sectores ortodoxos del PCC y el gobierno local los acusaron de “hacerle el juego” a los enemigos de Cuba y los bloquearon, pero sin que ellos lo solicitara­n Díaz-Canel tomó partido.

“Díaz-Canel se sentó con los tres en una mesa y nos dijo ‘¿qué necesitan para seguir haciendo La Joven Cuba?’”, rememoró Harold Cárdenas en una entrevista reciente con la AP. Poco después su página volvió a la normalidad y hasta la fecha son un foro de debate que no siempre se aviene a las políticas gubernamen­tales.

Para Cárdenas, la intervenci­ón de Díaz-Canel demostró que la nueva generación —posterior a la revolución y anterior a la suya propia— le dará una continuida­d al proceso, pero cambiará según sus experienci­as vitales: la caída del campo socialista y los subsidios, las fallas de los dogmas del comunismo setentista o la necesidad de respeto a una mayor diversidad religiosa o social.

“Díaz-Canel lleva años en una posición muy incómoda, nadie de su generación ha sobrevivid­o hasta llegar el lugar a dónde está él”, expresó Cárdenas. “Yo hablo con Díaz-Canel como con un tío. Es mucho más comunicati­vo de lo que se muestra... Existe una imagen gris de DíazCanel que es una construcci­ón gubernamen­tal de desproveer a la dirigencia de colores para mostrar una solemnidad innecesari­a”, consideró.

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