Mikhail Gorbachov, in memoriam
La semana que termina, concluye de una forma sombría y triste, tras el fallecimiento de un personaje de talla mundial, que es el responsable de muy buena parte de los actuales equilibrios geopolíticos, incluso ahora, que hechos como la pandemia del Covid-19 y la invasión rusa a Ucrania, orillan a una serie de replanteamientos.
El pasado 30 de agosto, falleció en Moscú, Rusia, Mikhail Gorbachov, quien fue el último gobernante de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), entre 1985 y 1991, tras haber sucedido en el cargo a Constantín Chernenko, quien apenas alcanzó a gobernar durante un año y terminando el 25 de diciembre de 1991, cuando oficialmente la URSS se extinguió, por lo que dejó de tener un país al que gobernar.
Mikhail Gorbachov, llegó al poder en un momento complicado para los soviéticos y las naciones del oriente europeo que controlaban, mejor conocidas como la Cortina de Hierro, en las que, dado el total dominio del Estado en la economía, ésta no se regía bajo preceptos de competencia y libre mercado, lo que los llevó a una crisis económica sin precedentes.
Frente a tal disyuntiva, Gorbachov debió impulsar una nueva forma de gobernar, distinta a la que habían ejercido sus predecesores, lo que por una parte llevó a impulsar la Perestroika, que era una nueva estructura interna en la economía soviética, abierta al mercado internacional y a la libertad de empresa.
Por otra parte, dio forma a la Glasnost, que quiere decir transparencia, lo que daba otro rostro a ese país y cambiaba su forma de relacionarse con otras naciones, impulsando un nuevo tipo de relación con Estados Unidos, por aquel entonces gobernado por Ronald Reagan.
Al no ejercer el poder gubernamental de la forma vertical en que lo hacían sus predecesores, empezaron a hacerse una serie de huecos en el poder de la Unión Soviética, lo que comenzó a minar la autoridad de Mikhail Gorbachov, quien, en 1990, empezó a ver la secesión de las 15 repúblicas que integraban la URSS, comenzando por Lituania y las otras dos bálticas, que son Estonia y Letonia.
Conforme pasaba el tiempo, llegó a renunciarle su prestigiado canciller, Eduard Shevardnadze, quien buscaba gobernar su natal Georgia, mientras tanto, Gorbachov,
Conforme pasaba el tiempo, llegó a renunciarle su prestigiado canciller, Eduard Shevardnadze, quien buscaba gobernar su natal Georgia, mientras tanto, Gorbachov, buscaba nuevas alternativas para mantener integrada a la Unión Soviética, lo que llevó en 1991 a convocar a un encuentro de gobernantes, que debía llevarse a cabo el 21 de agosto de ese año, lo que no pudo ser posible, debido a que el 19, se dio una intentona de golpe de Estado por parte de los militares, misma que aunque no terminó de prosperar, ya no permitió que refundar la Unión de Repúblicas Soberanas Soviéticas.
buscaba nuevas alternativas para mantener integrada a la Unión Soviética, lo que llevó en 1991 a convocar a un encuentro de gobernantes, que debía llevarse a cabo el 21 de agosto de ese año, lo que no pudo ser posible, debido a que el 19, se dio una intentona de golpe de Estado por parte de los militares, misma que aunque no terminó de prosperar, ya no permitió que se refundara la Unión de Repúblicas Soberanas Soviéticas, lo que condenó a muerte a la patria fundada por los bolcheviques.
En tales condiciones, Mikhail Gorbachov terminó siendo vilipendiado al interior del que en otro tiempo fue su país, mientras que en el resto del mundo era querido y respetado. Para muestra, cabe mencionar que el presidente ruso, Vladimir Putin, le negó tener funerales de Estado y se desmarcó de cualquier ceremonia. Así se fue “Gorbi”.