La felicidad de los ilustrados
El otro día abrí una página al azar del libro de Darrin M. McMahon y el capítulo "ganador", fue el de la Ilustración. Antes de esto, había leído una nota en internet con los resultados del Índice de Felicidad 2022 de Gallup y por quinto año consecutivo, e
CHACIA UNA CULTURA DE LA PAZ
Una Historia de la Felicidad,
Si la ausencia de corrupción da felicidad, entonces no es sorpresa que nuestro país no esté entre los primeros lugares, ya que, de acuerdo con Transparencia Internacional, de 180 países, ocupamos el lugar 124 de corrupción. Según CONPRED, la discriminación continúa sobre todo en personas de piel morena, en situación de pobreza y grupos LGBTI.
hastellux fue el primero en realizar experimentos para medir el índice de "bonheur" a través de variables complejas como las horas darías de trabajo, comodidades y tiempo libre. Consideraba que las guerras y la esclavitud eran los principales impedimentos para la prosperidad pública, seguidos por la superstición religiosa y la malversación de los recursos.
Durante el Siglo de las Luces preguntas como: ¿son racionales nuestras tradiciones y sensatas nuestras costumbres e instituciones? fueron relevantes para medir la felicidad. Los ilustrados pensaban que la superstición y el fanatismo religioso -males que van de la mano-, la acumulación de costumbres y prejuicios hacia otras personas, les alejaban de ser felices.
Si la ausencia de corrupción da felicidad, entonces no es sorpresa que nuestro país no esté entre los primeros lugares, ya que, de acuerdo con Transparencia Internacional, de 180 países, ocupamos el lugar 124 de corrupción. Según Conapred, la discriminación continúa sobre todo en personas de piel morena, en situación de pobreza y grupos LGBTI. Respecto al trabajo y salaros dignos, mejor ni hablemos: más del 50 por ciento de la población se encuentra en la informalidad. Respecto a la religión, parece surreal que en pleno siglo XXI continúen los fanatismos religiosos, los prejuicios (hacia minorías), la misoginia (en hombres y mujeres) y otras costumbres "obsoletas".
Aún existen funcionarios y funcionarias públicas que perpetúan la religión y sus dogmas en su trabajo alejándose de la razón, los derechos humanos y la ley. Eso implica un "retroceso" en la lucha de los derechos, casi hasta la era de la Revolución Francesa.