Lo que nos depara el futuro
El debate sobre la inseguridad en el país se encuentra en un punto álgido derivado de la reciente incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional. Si bien este escenario presenta un reto sin precedentes, también hay que decir q
NANCY ANGÉLICA CANJURA LUNA
El uso de las fuerzas armadas en tareas de seguridad, en México como en otros países de la región, no es algo nuevo, tanto por la dimensión del problema que ha implicado la contención del crimen organizado, como por las implicaciones geopolíticas de formar parte de la zona de influencia de seguridad regional de Estados Unidos como potencia hegemónica. Lo que no era tan sencillo de vislumbrar, eran los alcances de la determinación del presidente por sostener sus cambios de opinión en torno al tema, a costa del Estado de Derecho, la división de Poderes y los mecanismos democráticos que tan difícilmente se habían incorporado a las instituciones mexicanas.
Si quisiéramos trascender de la descripción de la realidad cotidiana que vivimos, sin soslayar las más de 127 mil víctimas de asesinato que se registraron de diciembre de 2018 a julio de 2022, para hacer un análisis prospectivo de lo que nos depara el 2023 y más allá, deberíamos revisar la estrategia de seguridad del presidente, trazar una línea de trayectoria que explique los movimientos políticos, tácticos y operativos de la Guardia Nacional, revisar sus resultados, su lógica de operación, etc. Y en realidad es algo que se ha intentado sin éxito, por el hecho simple de que tal estrategia no existe.
Bastaría con revisar uno de los informes de resultados de la Guardia Nacional para notar que no hay una planificación sólida que marque una ruta de acción para recuperar los territorios asolados por los grupos delictivos que han generado más violencia, tampoco hay un plan de inteligencia, investigación, combate frontal, coordinación operativa… en fin, solo hay una institución que carga con el peso de un discurso vacío, que busca paliar con legitimidad un problema que debe atenderse de manera frontal y que ante la falta de rumbo ha crecido mermando la calidad de vida en casi todos los estados del país.
Una muestra de ello son las jornadas de violencia que se vivieron el mes pasado en localidades de estados como Baja California, Sonora, Chihuahua, Guanajuato y Michoacán, donde las autoridades de los tres ámbitos de gobierno hicieron una total gala de su ineptitud.
Albert Einstein decía que “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, hasta ahora, que se han repetido los errores de los gobiernos pasados, a quienes se culpa del tamaño y naturaleza del problema de violencia en México, ¿cómo esperar entonces un escenario distinto? Si ellos despertaron el avispero, ¿cómo es que se pretende contenerlo solo con mirarlo actuar? Con lo que se ha hecho hasta ahora, aunado a la constante que es una falta de estrategia, no es difícil sostener la hipótesis de que en el futuro inmediato no habrá cambios sobre lo que vivimos actualmente, e incluso que empeore.