El 75% de la gente usó remedios tradicionales
Usaron el poder de las plantas ante la lejanía de clínicas, médicos y medicinas
La escaces de servicios médicos y lo alejado que quedan en el caso de muchas comunidades de la Otomí-Tepehua propició que los remedios tradicionales en esta zona indígena del estado fueran una opción recurrente para combatir al coronavirus.
Por ello, el 75 por ciento de los habitantes usó este tipo de medicina para combatir la Covid-19, señaló Juan Vargas Martínez, persona experimentada en este tipo de medicamentos a base de elementos naturales.
El bajo costo de estos también fue un factor que determinó el porcentaje de uso, la economía de la gran mayoría de los habitantes simplemente no alcanzaba para las medicinas de patente, por ello es que se registra un repunte en su ministración. El trasladarse de un lugar a otro implica mayores gastos los cuales no se tienen al momento.
Explicó que “para la mayoría de los tratamientos que ofrecemos no existe una directriz, pues cada médico tradicional trata los malestares de acuerdo a sus medios y posibilidades, saberes y conocimientos ancestrales”.
Las personas que se dedican a este tipo de curaciones son gente que posee ciertos dones, muchos de ellos generacionales que se trasmiten de padres a hijos, pero también hay quienes usan más la espiritualidad para ayudar al prójimo aunque muchas veces estos son catalogados como brujos con su respectivo estigma que conlleva, resaltó.
Se debe destacar que existe una convocatoría para todos aquellos inetresados en recibir capacitación para atender situaciones relacionadas con la obstetricia, atención hospitalaria, primeros auxilios y sintomatología. Estos cursos están disponibles para cuatro municipios de la Sierra Otomí.
La pandemia generada por el Covid-19 revivió la medicina originaria en la región Otomí-Tepehua, como una forma de tratarse de manera integral, donde las hierbas son un elemento más de la cosmovisión, así lo aseguró representante de la medicina tradicional en la región, Juan Vargas Martínez.
Resaltó que alrededor del 75 por ciento de la población acudió a los remedios alternativos para tratar el virus, sobre todo de comunidades indígenas que no tienen el acceso a los servicios básicos de salud.
Precisó que esta práctica adopta una visión más holística, esforzándose por restaurar la relación saludable de una persona, así como para diagnosticar y prevenir enfermedades.
Destacó que algunas de las ventajas de esta disciplina es que está al alcance de los bolsillos de los pacientes, no tiene efectos secundarios, además de que genera efectos positivos a nivel emocional.
Explicó que las personas tienen dos tipos de enfermedades, una de ellas son las místicas, que son las que no son detectables con un estudio clínico, “como son el mal de amores, la mala fortuna, armonía en el hogar, en fin”, además atienden padecimientos comunes como colitis, gastritis, esclerosis múltiples y demás.
Compartió que los males los tratan a base de plantas con propiedades curativas, de masajes, temazcales, con hongos, polvos, tés, ungüentos, pomadas, limpias espirituales, “todo lo que es medicina alternativa”.
“Para la mayoría de los tratamientos que ofrecemos no existe una directriz, pues cada médico tradicional trata los malestares de acuerdo a sus medios y posibilidades, saberes y conocimientos ancestrales”, explicó.
Sostuvo que los doctores tradicionales poseen dones espirituales que se transmiten tanto de abolengo, por herencia, a través de sueños y lamentó que muchas personas los tachen de brujos, excéntricos y locos, debido a que aplican procedimientos curativos que no cualquiera los usa.