Manifestaciones en Irán se fortalecen
739 PERSONAS fueron arrestadas por la policía de Irán por las manifestaciones en 20 ciudades del país
PARÍS. Nuevas protestas estallaron en Irán y cada vez en más ciudades, por la muerte de una joven detenida por la policía de la moral, pese a la sangrienta represión de las fuerzas de seguridad que ha dejado al menos 41 muertos, según cifras oficiales.
Amnistía Internacional afirmó que las pruebas reunidas en 20 ciudades de Irán apuntan a "un terrible patrón de las fuerzas de seguridad iraníes que disparan deliberada e ilegalmente munición real contra los manifestantes".
Cientos de manifestantes
han
sido arrestados, junto con activistas reformistas y al menos 17 periodistas, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), entre ellos Niloufar Hamedi, del diario reformista Shargh, que informó sobre la muerte de la joven Mahsa Amini.
La televisión estatal anunció que el número de muertos ascendía a 41 víctimas. También transmitió imágenes de "alborotadores" en las calles del norte y oeste de Teherán, así como en "algunas provincias", y dijo que estos habían incendiado propiedades públicas y privadas.
El grupo Iran Human Rights elevó el número de muertos a 54, excluyendo al personal de seguridad. Las principales universidades de Teherán suspendieron las clases presenciales y optaron por las enseñanzas "online", una medida que se aplicará a largo de esta semana.
Cientos de iraníes se sumaron a las manifestaciones desde ciudades europeas, como París, Francia; Atenas, Francia; o Estocolmo, Suecia.
El principal partido reformista de Irán exhortó al Estado a acabar con la obligación para las mujeres de llevar velo en público. El supuesto uso "inapropiado" del pañuelo islámico fue lo que provocó la detención de la joven fallecida.
Amini fue detenida la pasada semana por la llamada Policía de la moral en Teherán, y fue trasladada a una comisaría para asistir a "una hora de reeducación" por llevar mal puesto el velo.
Murió tres días más tarde en un hospital adonde llegó en coma tras sufrir un ataque al corazón, que las autoridades han atribuido a problemas de salud, algo rechazado por la familia.
Su muerte ha logrado galvanizar a miles de iraníes a través del dolor y la empatía, a diferencia de otras ocasiones en las que las manifestaciones se redujeron a fragmentados grupos sociales movilizados por la economía.