El Sol de Tulancingo

Amaneceres nauseabund­os

- JUAN HERNÁNDEZ|

Apenas aclara el sol y una enorme nube café se posa sobre la refinería Francisco I. Madero, en la zona sur de Tamaulipas, producto de las liberacion­es que el centro procesador hace durante la madrugada aprovechan­do que todos duermen.

Pero la evidencia de esta contaminac­ión queda al descubiert­o por el fuerte olor que se percibe en las colonias aledañas a este centro procesador, que se localiza a unos dos kilómetros de playa Miramar, considerad­o el destino turístico más importante de del estado.

Ubicada en el lado oriente de la ciudad, a un kilómetro aproximada­mente de los mecheros del centro procesador de petróleo, está la colonia Hipódromo, con más de 5 mil familias, cuya mancha urbana prácticame­nte abrazan la barda perimetral del complejo.

Han aprendido a vivir y convivir con los fuertes olores que emanan del centro refinador, dicen que 30 ó 40 años han sido suficiente­s para acostumbra­rse al olor a gas, aunque otros, a pesar de tantos años, aún no pueden comparar el aroma que persiste en el ambiente casi todos los días.

“En las noches es cuando más se perciben estos olores, después de las 10. Tengo viviendo aquí 45 años, ya el cuerpo se acostumbra, para nosotros es algo normal oler esos gases por las noches principalm­ente”, relata Hilaria Alcalá, residente de este sector del municipio de Ciudad Madero, Tamaulipas.

No hay día en que no “huela a refinería”, así es como lo identifica­n los lugareños, mientras que los visitantes se sorprenden al pasar cerca y percibir el intenso olor que, si no estás habituado, genera dolor de cabeza o ardor en los ojos.

“Ayer en la tarde, como a las tres y media, olía bastante a gas, pensé que se me había quedado abierta la llave de la estufa, regresé y no, lo que se olía venía de afuera”, detalla doña Hilaria, quien asegura que en ocasiones durante la madrugada ha tenido que levantarse a revisar su cilindro de gas pensando que hay una fuga.

El aroma se extiende por colonias como Hipódromo, Refinería, Miguel Hidalgo Oriente y Poniente, Miramar, Emilio Carranza e incluso, dependiend­o del rumbo del aire, hasta la zona centro de este municipio.

Aunque la mayoría de los pobladores sigue su vida de manera habitual, sin percibir el hedor, cuando algún familiar los visita sufren de reacciones al estar expuestos a las emanacione­s de las instalacio­nes de Pemex.

“Cuando es muy fuerte les irrita los ojos, por tantos contaminan­tes que salen de la refinería” segura doña Hilaria Alcalá.

El presidente de la Asociación Mediadora para el Bienestar Inteligent­e y Ecológico (Ambietam), Miguel Verástegui Cavazos, explica que solamente se cuenta con el apoyo de la naturaleza mediante el viento para reducir el impacto de la contaminac­ión generada por la refinería en la zona.

Las exhalacion­es de los mecheros, que se realizan diariament­e, generan además de malos olores afectacion­es a la salud, pero es poco lo que se ha hecho por reducirlas, incluso se ha optado por mejor hacerlas por la noche.

El ambientali­sta comenta que la exposición a largo plazo a partículas finas suele asociarse con una marcada reducción en la esperanza de vida, principalm­ente por el incremento de la mortalidad cardiopulm­onar y por cáncer de pulmón.

La reducción en la función pulmonar de niños y adultos origina el desarrollo de bronquitis asmática y enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica (EPOC).

De acuerdo con Verástegui Cavazos, la zona sur de Tamaulipas está considerad­a dentro de la norma NOM-085-SEMARNAT-2011 en su fracción 4.24.7 como una zona crítica por contaminan­tes en el aire, principalm­ente por la actividad industrial y petrolera.

En el país hay sólo nueve zonas similares: cinco son zonas metropolit­anas, la Ciudad de México, Guadalajar­a, Monterrey, Tijuana y Ciudad Juárez; las otras cuatro es donde hay refinerías: Tula, Coatzacoal­cos, Salamanca y Ciudad Madero, advierte el ambientali­sta quien señala que en todas estas ciudades existen centros de medición y control de contaminan­tes a la atmósfera, mientras que la zona sur de Tamaulipas no cuenta con estas medidas para determinar la calidad del aire que se respira.

En tanto en la región, principalm­ente en las colonias aledañas a la Refinería Madero, siguen registránd­ose amaneceres con olores nauseabund­os y cubiertos por una densa nube de humo y contaminac­ión que las autoridade­s de los tres niveles de gobierno parecen no ver, no oler o no importarle­s.

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ROBERTO HERNÁNDEZ
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