Militarización: hablar con la pared
El pasado 25 de octubre, se llevó a cabo en Washington la audiencia pública de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) , sobre la militarización de la seguridad pública en México. Las audiencias son espacios que se conceden a la sociedad civil para tratar asuntos de interés respecto a problemáticas de Derechos Humanos (DDHH) en un Estado, un conjunto de Estados o una región específica. En el caso de México, la audiencia fue solicitada por distintas organizaciones civiles que argumentaron la problemática que significa el uso de las Fuerzas Armadas (FFAA) en tareas de seguridad pública. Esto se agrava por la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, ya que representa una amenaza para los DDHH y agudiza la vulnerabilidad de mujeres y personas que realizan labores de periodismo.
En ese sentido, cuatro representantes de dichas organizaciones expresaron sus reclamos e inquietudes, como es el caso de las pruebas de violaciones a los DDHH por parte de las FFAA desde hace 15 años, a las que se suman 1,163 quejas contra la Guardia Nacional ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que además no se han traducido en recomendaciones de dicho organismo.
La representación del Estado mexicano tuvo la oportunidad de replicar dichos argumentos por un tiempo de 20 minutos, en los que la embajadora Luz Elena Baños, recitó una retahíla de cifras de delitos, decomisos, detenciones y más como si se tratara del informe de seguridad de los días 20 de cada mes en las conferencias matutinas: habló de las 266 mesas regionales de construcción de paz, y destacó que la Guardia Nacional cuenta con 118 mil elementos desplegados. Su participación se sintió ajena a los reclamos previos de la sociedad civil, absorta a su burbuja de datos sin sentido, y peor aún, remató con un mensaje enviado por el presidente de la república: “En el México de ahora, y a diferencia de lo que sucedía en los gobiernos neoliberales, cuando ustedes guardaban silencio cómplice, no se violan derechos humanos... los conminamos respetuosamente a que dejen de servir, dejen de simular y de actuar como agentes del conservadurismo de México y de otras partes del mundo”.
Las intervenciones posteriores de miembros de la CIDH y de la Organización de las Naciones Unidas señalaron la extrañeza que les provocó la participación de la embajadora e incluso apuntaron lo inapropiado de los adjetivos expuestos e hicieron énfasis en las preocupaciones que comparten como organismos internacionales promotores de los DDHH, ante los nulos resultados de la participación de las FFAA en tareas de seguridad pública y sus visibles efectos
Cuatro representantes de dichas organizaciones expresaron sus reclamos e inquietudes, como es el caso de las pruebas de violaciones a los DDHH por parte de las FFAA desde hace 15 años, a las que se suman 1,163 quejas contra la Guardia Nacional ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que además no se han traducido en recomendaciones de dicho organismo. La representación del Estado mexicano tuvo la oportunidad de replicar dichos argumentos por un tiempo de 20 minutos, en los que la embajadora Luz Elena Baños, recitó una retahíla de cifras de delitos, decomisos, detenciones y más.
negativos en las instituciones y la sociedad. En su siguiente réplica, la embajadora se limitó a señalar: “tomamos nota de todos los comentarios y serán enviados a la presidencia”.
En resumen, la audiencia evidenció que en México no hay apertura para la crítica ni para revertir la militarización, ni ahora, ni en 2024. La audiencia mostró a la comunidad internacional que la simulación de diálogo del gobierno federal es como hablar con la pared.