Continúa la violencia contra la mujer
Se acaba de conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, proclamado desde 1999 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Es una fecha para reflexionar sobre las consecuencias devastadoras que la violencia deja a corto y largo plazo en las mujeres y en la sociedad. Aunque cada día hay más información respecto a la violencia de género, aún existe bastante ignorancia en torno al tema, lo que deja una puerta abierta a que se ejerza en cualquier momento, sólo por no saber lo que es.
Las cifras de la violencia hacia las mujeres en México son espeluznantes. De acuerdo con el Inegi, 70.1 por ciento de las mujeres de más de 15 años han experimentado algún tipo de violencia, ya sea sexual, económica, psicológica, patrimonial o de discriminación a lo largo de su vida. Entre octubre de 2020 y octubre de 2021, 42.8 por ciento de las mujeres del mismo rango de edad padecieron algún tipo de violencia de las descritas anteriormente. En 2022, hubo un incremento de 13.2 por ciento de mujeres víctimas del delito con relación a 2021 en mayo de ese año, se registraron cifras históricas respecto a feminicidios, violaciones, violencia de género y violencia familiar; hubo 11.5 asesinatos de mujeres por día.
Pero, ¿cómo luce una mujer maltratada? La imagen que aparece en nuestra mente es de alguien que no tiene dinero ni estudios, que es callada, tímida, no sabe poner límites y no dice lo que piensa; necesita ser protegida, salvada y rescatada. Ese estereotipo dificulta que se tenga acceso a la justicia, ya que invisibiliza y anula que una mujer exitosa, bella, inteligente, con carácter y adinerada, también pueda ser víctima porque, ¿cómo es posible que una mujer con carácter y fuerte pueda ser violentada?. Cuando una fémina así llega ante el ministerio público crea escepticismo, se le cuestiona sobre la veracidad de lo que dice y se le trata de desacreditar, pues no cumple con el perfil “perfecto” de mujer maltratada. La incredulidad por parte de las instituciones y de la sociedad es cruel y es muy violento.
También ejercemos violencia cuando revistos de “buenas intenciones”, sin darnos cuenta perpetuamos los estereotipos que nos han sido impuestos a las mujeres, de lo que debemos ser en sociedad. Esta violencia cultural que se vive cotidianamente en los hogares, trabajos, escuelas e instituciones es muy peligrosa, porque da
Pero ¿cómo luce una mujer maltratada? La imagen que aparece en nuestra mente es de alguien que no tiene dinero ni estudios, que es callada, tímida, no sabe poner límites y no dice lo que piensa; necesita ser protegida, salvada y rescatada. Ese estereotipo dificulta que se tenga acceso a la justicia, ya que invisibiliza y anula que una mujer exitosa y adinerada también pueda ser víctima.
pie a que permita las agresiones físicas. Dentro del contexto social donde crecimos, al ver la dinámica entre hombres y mujeres desde el hogar, normalizamos lo observado y lo perpetuamos sin darnos cuenta de que puede ser violento.
Recientemente la Asociación de Editorialistas de Chihuahua (a la cual pertenezco) acudimos a una invitación a desayunar al Instituto Estatal Electoral para charlar sobre la violencia política en contra de las mujeres por razón de género. La exposición por parte de las consejeras fue muy informativa y de gran valor, sin embargo, con el debate que se vertió entre los asistentes constaté que aún falta mucho por avanzar hacia una igualdad entre ambos sexos, comenzando por distinguir que a veces lo que decimos de “buena voluntad”, resulta violento, como pensar que las mujeres se les debe respetar porque son las dadoras de vida y se les debe tratar como a una flor. También es importante reconocer que una víctima no sólo es una mujer abnegada, sino que puede ser cualquier fémina en cualquier circunstancia, incluso una candidata a gobernadora. Mientras no nos demos cuenta, seguiremos poniendo el freno hacia la igualdad y la equidad. Comencemos derribando la ignorancia.