El Sol de Tulancingo

El legado de Merkel ha quedado destruido

Se le reprocha no haber creado una independen­cia energética y su línea de consentimi­ento hacia Putin

- GEMMA CASADEVALL

BERLÍN. El 8 de diciembre de 2021, Angela Merkel se despidió del poder tras 16 años al frente de la potencia europea; al aparenteme­nte armonioso relevo de entonces ha seguido un año en que Alemania ha expuesto unas debilidade­s heredadas, que contrastan con la teórica solidez pasada.

El socialdemó­crata Olaf Scholz, vicecancil­ler y ministro de Finanzas en la última gran coalición de la conservado­ra Merkel,

asumió ese día el cargo en lo que parecía un ascenso de signo continuist­a entre dos líderes moderados aunque procedente­s de familias políticas rivales.

Scholz había ganado las elecciones dos meses y medio atrás, había logrado armar sin grandes problemas un tripartito inédito a escala federal -entre socialdemó­cratas, verdes y liberales- y su relevo se ceñía a la lógica de la alternanci­a en el poder.

Antes de despedirse del cargo, Merkel mantuvo una última conversaci­ón telefónica con los líderes de EU, Francia, Reino Unido e Italia -Joe Biden, Emmanuel Macron, Boris Johnson y Mario Draghi.

Los aliados occidental­es expresaban, una vez más, su preocupaci­ón por los movimiento­s rusos junto a Ucrania, informó el portavoz de la aún canciller. Washington

llevaba semanas alertando de planes del presidente Vladímir Putin.

La guerra de Ucrania desbarató todos estos planes. Scholz mantuvo el 24 de febrero la línea tibia hacia Moscú, tal como había hecho Merkel incluso tras la anexión de Crimea, en 2014.

Tres días después, ante el Bundestag, anunciaba Scholz un paquete de inversione­s de 100 mil millones de euros para poner al día al Ejército, tras décadas de recortes presupuest­arios. Y rompía la norma de no suministra­r armas a Ucrania.

HIPOTECA DEL GAS

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La auténtica sacudida vino también por esos días de febrero, cuando Scholz decidió suspender la licencia para el recién terminado Nord Stream, el segundo de los gasoductos nacidos en 2005 de la alianza de intereses entre Putin y el socialdemó­crata Gerhard Schröder.

El primero entró en funcionami­ento en 2011, con Merkel en el poder. La agresión a Crimea no detuvo la construcci­ón del segundo. Ambos fueron la pieza clave en la dependenci­a energética de Alemania.

Habeck aparcó su revolución verde y tuvo que concentrar­se en la búsqueda de alternativ­as al petróleo, el carbón y sobre todo el gas ruso, incluido en territorio prohibido para su partido, como es Catar.

El puntal de la solidez alemana -la energía barata- se revelaba como una trampa. La primera potencia pedía “solidarida­d” de sus socios europeos ante una crisis energética precipitad­a por la guerra, pero originada con anteriorid­ad.

A los 100 mil millones de euros anunciados para Defensa siguieron paquetes de hasta 200 mil millones de ayudas al ciudadano y a las empresas para paliar los precios disparados de la energía.

Merkel se había retirado como líder de referencia, pero la guerra de Putin también ha desbaratad­o su balance. Se le reprocha ahora su línea de “consentimi­ento” hacia Putin y no haber enmendado a tiempo la dependenci­a energética.

Las lagunas en Alemania -en el ejército, en la digitaliza­ción o incluso en su red ferroviari­a, la más impuntual de Europano son atribuible­s al equipo actual, sino que son atrasos acumulados de sus predecesor­es, como viene recordando.

MIL MILLONES de euros habilitó el nuevo canciller alemán al Ejercito, luego de décadas de recortes

ROBERT HABECK MINISTRO DE ECONOMÍA

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alemana es señalada de no haber enmendado a tiempo la dependenci­a energética
AFP La excancille­r alemana es señalada de no haber enmendado a tiempo la dependenci­a energética

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