Asfixia gubernamental
Animal Político y el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) realizaron una investigación para documentar los efectos de la “austeridad republicana” en el funcionamiento diario de las secretarías.
El primer hallazgo es que los recortes recaían principalmente en el llamado gasto administrativo. Recursos que comprenden los montos destinados a 1) servicios personales (sueldos, salarios, prestaciones y personal temporal), 2) los recursos para materiales y suministros (toda clase de insumos requeridos para la prestación de bienes y servicios) y, 3) el presupuesto destinado a servicios generales (energía eléctrica, gas, agua, telefonía e internet, entre otros). Aquí lo interesante: en papel los recortes no solo no reflejaban lo que sucede en la práctica, sino que todos estaríamos de acuerdo en disminuir los recursos a algunos funcionarios, viajes, viáticos, automóviles, equipos de cómputo entre otros muchos conceptos. En la práctica la historia es otra.
Qué hay detrás de esas variaciones, recortes y supuestos “ahorros”. Los descubrimientos son escandalosos: tenemos un gobierno federal en el que los funcionarios públicos tienen que hacer “vaquitas” para comprar insumos básicos como papelería o papel higiénico. Trabajos a turnos porque solo hay una sola computadora para 12 funcionarios. Elevadores descompuestos y uno en funcionamiento para todo un edificio de 23 pisos. Dependencias que trabajan con software pirata, licencias vencidas y que manejan información confidencial o que “resguardan” datos personales de todos nosotros. Recortes de viajes al extranjero y viáticos que han ocasionado dificultad para cobrar seguros del gobierno y la pérdida de puestos clave en organismos internacionales en la ONU y la OCDE.
De acuerdo con el INEGI, cita Animal Político, “las denuncias por la negativa o inadecuada prestación de servicios públicos han aumentado en 38 por ciento, y la violación al principio de legalidad, en el desempeño de la función pública creció en 17 por ciento entre 2018 y 2020, según datos del Censo Nacional de Derechos Humanos”.
Está mal que cualquier persona, funcionario público o no, pase penurias para realizar su trabajo, pero lo realmente grave está cuando el gobierno aplica recortes que asfixian su capacidad de proveer bienes y servicios a la población. Cuando no hay medicamentos, vacunas, estancias infantiles, peligran los derechos de propiedad o se trafica con tus datos personales. La austeridad nos sale cara.
Está mal que cualquier persona, funcionario público o no, pase penurias para realizar su trabajo, pero lo realmente grave está cuando el gobierno aplica recortes que asfixian su capacidad de proveer bienes y servicios a la población.