Todos los derechos para todas las personas
El Estado tiene como eje medular a la persona, en su calidad y dignidad. Todo poder público tiene que proteger y garantizar los derechos humanos que, desde la reforma constitucional de 2011, resulta ser un nuevo paradigma. Integral. Estructural. Progresiv
Hace unas semanas se aprobó en el Senado de la República de manera unánime una propuesta que tuve a bien presentar como legisladora por la lucha y reconocimiento de las y los trabajadores a unas vacaciones dignas. Es justo que las personas gocen de al menos doce días de vacaciones para su esparcimiento, recreación y disfrute con su familia. Tal propuesta tuvo eco en la Cámara Diputados donde también se aprobó de manera unánime apenas unos días atrás. Es un gran avance en la conquista de los derechos. Como Kelsen y Zagrebelsky pensaban, el derecho es dinámico y tiende a repensarse ante las necesidades de la sociedad.
La progresividad en los derechos humanos, como un principio y también como camino que permite a las personas gozar de sus derechos y libertades sin menoscabo, ni discriminación, ni estigma. La apuesta es que los derechos no sean privilegios de unas cuantas personas, sino que lleguen a cada sector desprotegido, vulnerado, segregado o excluido. Todos los derechos para todas las personas.
Justo esa resistencia y continua lucha también la ha llevado a cabo la comunidad de la diversidad sexual, logrando significativos avances. Es de celebrarse que, al igual que las vacaciones dignas, el Senado de la República haya aprobado una reforma para que cualquier cónyuge, concubina o concubinario del mismo sexo tenga derecho a la seguridad social. Esto es, seguro médico, prestaciones sociales, pensión por viudez y servicios de guardería.
La seguridad social es para todas las personas independientemente de su orientación sexual e identidad y expresión de género.