Justo reconcimiento a las juristas (I)
La ascensión de la Ministra Norma Lucía Piña Hernández a la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación culmina con éxito un consistente proceso de avance de la mujer en el campo del Derecho. Cada vez son más las mujeres que se dedican profesionalmente a la práctica jurídica; en el ámbito judicial ocupan una gran cantidad de lugares y actualmente en mis grupos de la universidad tengo más alumnas que alumnos; pero el “techo de cristal” comenzó a resquebrajarse hace más de seis décadas cuando en 1961 el Senado aprobó la propuesta del Presidente López Mateos para que la insigne maestra María Cristina Salmorán de Tamayo se convirtiera en la primera mujer en integrarse a la SCJN.
El hecho es particularmente significativo porque servía para ir consolidando la participación femenina en la vida pública del país, sobre todo si se toma en cuenta que apenas ocho años antes se había otorgado a la mujer el pleno derecho al voto.
Los gobiernos surgidos del proceso revolucionario venían impulsando firmemente la apertura de espacios al género femenino. La maestra Salmorán de Tamayo, originaria de Oaxaca, nació en 1918. Cursó la licenciatura en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la UNAM, en donde también culminó su doctorado en 1953. Se especializó en materia laboral y fue la primera mujer que presidió la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. Como ministra, en 1984 “presidió varias sesiones del Pleno con carácter de decano, función que por primera vez ejerció una mujer en la Corte”.
Este dato aparece en: https://www.sitios.scjn.gob.mx/casascultura/casas-cultura-juridica/oaxaca-oaxaca/biografia. A quien le interese conocer más sobre la trayectoria de las ministras de la Corte les recomiendo acudir a la publicación del Máximo Tribunal denominada Semblanzas. Vida y Obra de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación aparecida durante la presidencia del brillante veracruzano Guillermo Ortiz Mayagoitia. Para honrar a la doctora Salmorán, en 2016 la SCJN instituyó la medalla que lleva su nombre, la que se concede a las mujeres más destacadas en la función judicial.
En México podemos sentirnos orgullosos del constante avance de las mujeres en el ámbito del poder público. Si comparamos el proceso de ingreso femenino al máximo órgano jurisdiccional del país con el de nuestros vecinos del norte, veremos que la primera mujer en llegar a la Corte Suprema de EU fue Sandra Day O’Connor en 1981 ¡20 años después que el mismo acontecimiento en México! Desde entonces solamente seis mujeres han ocupado sitiales en ese elevado tribunal, en tanto que a la Suprema Corte mexicana han sido ya 14 las ministras designadas para tan honrosa función. Ciertamente siguen siendo pocas, particularmente si tomamos en cuenta el gran número de mujeres abogadas en el país y el de aquellas que con gran capacidad y honestidad sirven en los poderes judiciales tanto en el federal como en los locales. De cualquier modo el avance es evidente al inicio de este sexenio, solo dos lugares de la Suprema Corte eran ocupados por mujeres y a partir de las propuestas formuladas por el presidente López Obrador se ha duplicado este número.
En 1975 llegó la segunda mujer a dicho cargo: Livier Ayala Manzo, quien previamente había sido la primera mujer en desempeñarse como secretaria de Estudio y Cuenta en el Máximo Tribunal. Nació en 1913 en un pequeño poblado de Michoacán. Muy joven se trasladó a la capital para estudiar y en 1948 se graduó como abogada en la entonces Escuela Nacional de Jurisprudencia. El Presidente Luis Echeverria la designó en 1975 como ministra supernumeraria y un año después, en octubre de 1976 fue designada numeraria. Por desgracia, falleció al día siguiente de su designación.
La tercera mujer en ingresar a la Corte fue Gloria León Orantes, originaria de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, que nació en 1916. Estudió también en la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Fue agente del ministerio público y posteriormente jueza de primera instancia. En octubre de 1976 el Senado aprobó la propuesta del Presidente Echeverría para su incorporación a la SCJN.
Fausta Moreno Flores, nacida en Puebla en 1932, fue la cuarta mujer nombrada ministra a propuesta del Presidente Miguel De la Madrid. La primera parte de su carrera la realizó en el área hacendaria de la administración pública y en el entonces Tribunal Fiscal de la Federación donde adquirió amplia experiencia en la materia. Posteriormente pasó al Poder Judicial Federal hasta llegar a la SCJN en 1983.
Considerando la fecha y el lugar de nacimiento de estas primeras ministras puede apuntarse que los obstáculos para el ascenso femenino en el plano profesional se encontraban en razones sociales y culturales pero las vías de ascenso existían, así como las instituciones públicas que hacían posible el desarrollo de la mujer en un marco de políticas públicas que no lo impedía. En México podemos sentirnos orgullosos del constante avance de las mujeres.