La disciplina partidista
Las estructuras de dirección de los partidos políticos, que comúnmente son electos por simpatizantes y militantes, se sujetan a una serie de compromisos con los que de una u otra forma les apoyaron para legitimar su estancia en esa esfera de poder. Nadie llega solo, ni por sus méritos, ni por tener capital político; son coyunturas, alianzas y suerte.
Cuando comienza a madurar el ejercicio de las facultades y atribuciones de los dirigentes respecto al ejercicio de los partidos, en tiempos electorales, vienen diversas acciones políticas que comúnmente van apegadas a la normatividad interna del instituto político, los estatutos partidistas se posicionan en lo alto de la pirámide invertida si hiciéramos una analogía de la jerarquía de las normas de Hans Kelsen.
Los métodos para la elección de aspirantes a los miles de cargos de elección popular en nuestro país varían y son lícitos si así lo define el Consejo Político Nacional como máximo órgano partidista; en el caso de Morena, el método de las encuestas a la población ha sido el utilizado en las elecciones desde su fundación a la fecha. En 2020, el partido tuvo los peores resultados en los estados de Coahuila e Hidalgo por la ausencia absoluta de un liderazgo que lograra emancipar a los distintos grupos políticos de esas entidades, prácticamente se perdió todo; Alfonso Ramírez Cuéllar, el defenestrado y precoz presidente de entonces, resultó una nulidad, confundió el poder con el liderazgo.
La presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador como primordial ideólogo, líder moral y espíritu de la Cuarta Transformación, Obradorismo y del partido, dieron los buenos resultados en 2021, donde se ganaron 11 de 15 gubernaturas más un gobernador aliado, y en las que participamos activamente desde nuestra trinchera; además se obtuvo mayoría en los congresos, todo ello de la mano y de acuerdos con actores políticos, partidos y agrupaciones locales. En la enorme mayoría de los casos, los candidatos, ahora gobernadores, tienen una trayectoria política de varias décadas, experiencia, madurez y arraigo con sus paisanos; los menos, la oportunidad política al no existir aspirantes con características adecuadas a la condición política del lugar y con cierto trabajo en favor del movimiento.
El poder político es fácil de obtener cuando existen mayorías, pero cada vez resulta más complejo de utilizar, ya que en ese ejercicio se requiere de una serie de
Los métodos para la elección de aspirantes a los miles de cargos de elección popular en nuestro país varían y son lícitos si así lo define el Consejo Político Nacional como máximo órgano partidista
virtudes que logran afianzar las barreras contra rivales y otros aspirantes a los mismos cargos de elección popular, lo que los nulifica una vez que se expresa claramente una de estas virtudes que es la disciplina.
Los requisitos para ser militante de cualquier partido político cuando menos señalan el cumplimiento de los estatutos, cumplir con la ideología y la doctrina fundacional del mismo, ser leal, llevar a cabo actividades donde se enaltezca dicha filosofía. No hacerlo así deja en duda de cómo sería un gobernante que ni siquiera se sujeta a la parte básica de aceptación del sistema democrático y político.
La disciplina partidista busca la cohesión de sus integrantes, es deseable que exista pluralidad, incluso grupos políticos, pero los liderazgos deben tener una sola autoridad que es la del partido. La debilidad disciplinaria es muestra de arrogancia, soberbia, inmadurez, prepotencia e inestabilidad emocional.
El carisma, la inteligencia, la narrativa y una buena oratoria son elementos naturales que no son suficientes, pero sí necesarios para aspirar a una candidatura. La buena conducta, la fama pública y, sobre todo, el reconocimiento popular son elementos sine qua non evidentes a la opinión pública. Esa cohesión ayuda a consolidar el dominio del mensaje político y, proporcionalmente opuesto a ello, las malas decisiones son las que terminan por desgastar a los dirigentes.
Mario Delgado, a quien apoyamos desde lo político en la conformación de la Asociación Nacional de Legisladores de la 4T, haciéndolo su primer presidente nacional cuando era coordinador de los diputados de Morena, también en congruencia lo hicimos para movilizar a su favor para la dirigencia de Morena. Lo hicimos por amistad, convicción, y principalmente entendiendo las necesidades políticas de la causa, pero por encima de todo de manera íntegra, hacer lo correcto. Ser disciplinados.