El enemigo en casa
Entre los aspirantes morenistas a la Presidencia de la República existe la certeza de que, sin duda alguna, tendrán que jugarse el todo por el todo para ganar la candidatura de su partido, si no quieren convertirse el siguiente sexenio en sujeto de persecución o, en el peor de los casos, hasta en convictos.
La pugna entre la jefa de Gobierno,
y el canciller ha llegado a un punto sin retorno, luego de que ambos se lanzan ataques discretos y hasta denuncias abiertas que han crispado el ambiente de la contienda.
Los dos arriba mencionados están ciertos de que una eventual reconciliación es prácticamente imposible. Si se convierte en la abanderada morenista y consigue hacerse de la Presidencia, a
le esperan al menos otros seis años en el exilio, y muy probablemente el mismo escenario tendrá la contraparte.
no le perdona a la denuncia que desde su equipo se interpuso en la FGR contra secretario de Inclusión y Bie-nestar de la Ciudad de México, por supuestos delitos electorales. Se atrevió a atribuirle un uso indebido de recursos públicos y una posible coacción; todo por la famosa, ostentosa y multicitada campaña #EsClaudia.
Además, la jefa de
Gobierno no puede quitarse de la cabeza la idea de que fue quien estuvo detrás de la embestida contra su exsecretaria de Turismo, Asegura su equipo que las primeras revelaciones sobre aquel desafortunado vuelo a Guatemala vinieron desde cancillería.
En el bando de enfrente, nunca van a olvidar que la mandataria capitalina persiguió a una decena de excolaboradores de tras el colapso de la Línea 12, mucho menos la campaña que, por debajo del agua, emprendió el equipo de por este tema contra el propio Canciller.
Más de una persona que se ha reunido con ambos aspirantes ha escuchado que están dispuestos a sacar todas sus cartas, y por supuesto sus armas, para conseguir el objetivo, por lo que la guerra sucia y las patadas por debajo de la mesa subirán cada vez más de nivel.
En medio de la pugna se encuentra el secretario de Gobernación, quien aunque parece tejer fino con sus dos compañeros, en la práctica aseguran que opera también acciones para su debilitamiento, en especial cuando llega a tener conversaciones con el presidente
De mantenerse este escenario, la oposición no tendrá que preocuparse por liquidar a los morenistas durante la contienda, sino sólo en poner un perfil que logre captar los votos de quienes no quieren que la llamada cuarta transformación tenga continuidad.
De destruirse se encargarán ellos mismos, pues también en este sexenio, como lo hemos visto en muchos otros, el enemigo está en casa.
De mantenerse este escenario, la oposición no tendrá que preocuparse por liquidar a los morenistas