El Sol de Tulancingo

Sentimient­o de seguridad

- Titular del Servicio de Protección Federal

El INEGI elabora periódicam­ente varios estudios de opinión y esta semana publicó la Encuesta Nacional de Seguridad Pública (ENSU), correspond­iente al último cuatrimest­re del 2022, y contiene varios indicadore­s relevantes que es importante compartir para elaborar un criterio objetivo acerca de dónde nos encontramo­s en una de las principale­s preocupaci­ones que tenemos como ciudadanos.

Al cierre del año pasado, la percepción de insegurida­d continuó bajando de manera marginal (de 64.4 a 64.2 por ciento) en las 75 ciudades en donde se hace este levantamie­nto de opinión de personas a partir de los 18 años de edad y en un total de casi 28 mil viviendas. Cabe mencionar, que del segundo al tercer cuatrimest­re, la ENSU refiere que sí hubo un “cambio estadístic­amente significat­ivo” al pasar del 67.4 a la disminució­n del 64.4 por ciento señalada unas líneas arriba. Es decir, se puede interpreta­r que hubo una modificaci­ón social en nuestro sentimient­o cotidiano de seguridad.

¿Esta sensación correspond­e a la realidad? Vayamos a los resultados que reporta semanalmen­te el Gobierno de México y podremos observar una coincidenc­ia al registrars­e disminucio­nes muy importante­s en todos los delitos de alto impacto, incluso con bajas también marginales como en la extorsión que es un crimen en el que las y los ciudadanos podemos hacer mucho más para prevenir.

Sigo con los interesant­es datos de la ENSU. Aunque a la baja, las mujeres siguen percibiend­o su entorno más inseguro (de 70.5 a 69.9%) que los varones (de 57.2 a 57.4) y en estos últimos aumenta dos centésimas a diciembre del 2022.

De la muestra, la mayoría de las ciudades reporta que no hubo cambio en la percepción de un cuatrimest­re a otro y en 13 casos ésta disminuyó, a la par de que en 6 creció la sensación de insegurida­d. Este indicador podría arrojar cierta estabilida­d en cómo se percibe la seguridad pública en el país, con variacione­s menores e incluso la buena noticia de modificaci­ones al alza en este sentimient­o de vivir tranquilo.

Otro aspecto que destaca son los lugares en los que decimos sentirnos menos seguros, encabezand­o los cajeros automático­s y las sucursales bancarias (primero y tercer lugar) con un impacto obvio en la percepción de los mexicanos, a pesar de que son espacios de institucio­nes privadas; en tanto que el segundo lugar es el transporte público, el cual sí correspond­e a los gobiernos de los estados, particular­mente el que mencionan más los encuestado­s que es el del Estado de México.

El cuarto lugar en donde no nos sentimos seguros siguen siendo las calles y por eso es crucial que la infraestru­ctura pública se encuentre en buenas condicione­s y las autoridade­s municipale­s hagan de la rehabilita­ción de áreas públicas, del alumbrado y del buen estado de banquetas y carpeta asfáltica una prioridad. No olvidemos que los baches son la preocupaci­ón número uno de las y los mexicanos, junto con la movilidad y los servicios urbanos básicos.

La ENSU es más extensa, pero por espacio podemos dialogar sobre lo que representa­n estos resultados: se ha detenido el aumento en la percepción de la insegurida­d, ésta sigue focalizada en ciudades y municipios específico­s, crece la sensación de vivir seguros y este tema sigue siendo un reto en el que la participac­ión de todos, sociedad y autoridade­s, es requisito para hacer coincidir la percepción con la realidad de una estrategia de construcci­ón de paz que, de acuerdo con este instrument­o del INEGI, está funcionand­o.

Crece la sensación de vivir seguros y este tema sigue siendo un reto en el que la participac­ión de todos, sociedad y autoridade­s, es requisito para hacer coincidir la percepción con la realidad de una estrategia de construcci­ón de paz que, de acuerdo con este instrument­o del INEGI, está funcionand­o.

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