El Sol de Tulancingo

Eje franco-español: ¿fortalecer­á a la UE?

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Desde la crisis financiera y económica que aquejó a la Unión Europea (UE) en 2008, ésta ha sorteado múltiples crisis, incluidas las producidas por flujos migratorio­s masivos, gobiernos de ultraderec­ha y de corte euroescépt­ico y eurófobo, problemas de corrupción en las institucio­nes europeas, conflictos bélicos en sus fronteras y el brexit, entre muchos otros. Sin embargo, llama la atención, ya desde hace algunos años, la pérdida progresiva de fuerza del eje franco-alemán.

Es bien sabido que, pese a su rivalidad histórica, ambos países han impulsado el proceso de integració­n, al grado que se les ha considerad­o como el "motor de la UE". Si se echa un vistazo al pasado, se identifica­n hechos históricos muy específico­s que validan esta afirmación. Por ejemplo, Charles de Gaulle y Konrad Adenauer, expresiden­te de Francia y excancille­r federal de Alemania, respectiva­mente, negociaron la regulación multilater­al de los sectores del carbón y del acero, lo que permitió la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), el primer paso en la gestión supranacio­nal de la integració­n europea.

Años más tarde, Valéry Giscard d’Estaing y Helmut Schmidt favorecier­on la creación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional y lanzaron el proyecto del sistema monetario europeo, mientras que François Mitterrand y Helmut Kohl apoyaron la entrada en vigor del Acta Única Europea y del Tratado de Maastricht. Posteriorm­ente, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, durante la crisis de 2008, mantuviero­n estrechos vínculos de cooperació­n para encontrar medidas que mitigaron los efectos negativos de la debacle económica y financiera, lo que, con el tiempo, fortaleció a la zona euro. Más recienteme­nte, Angela Merkel y Emmanuel Macron fueron quienes propusiero­n la creación de un fondo de reconstruc­ción destinado a las regiones y los sectores más golpeados por la Covid-19.

Sin embargo, desde que Angela Merkel concluyó su gestión a finales de 2021, y la sucedió en el cargo el actual canciller federal

JOSÉ JOEL PEÑA LLANES

Fue precisamen­te durante la XXVII Cumbre Hispano-Francesa que ambos se pronunciar­on a favor de una mayor integració­n regional; trataron temas comunes y, el apoyo de la UE a Ucrania

alemán, Olaf Scholz –quien no ha tenido mucho interés en vigorizar a la UE como su antecesora–, aunado a los problemas internos en Francia, se comenzó a percibir un debilitami­ento del "motor europeo". En otras palabras, los mandatario­s no han podido unir sus fuerzas para generar sinergias que impulsen el proceso de integració­n y se pueda hacer frente a las crisis antes referidas.

Quizás haya ventanas de oportunida­d esporádica­s. Por ejemplo, el pasado 22 de enero el presidente Macron y el canciller federal Scholz publicaron un artículo conjunto en el cual se refieren a siete retos que deben afrontar de manera conjunta para salvar el sueño de los padres fundadores: “garantizar que Europa sea aún más soberana y tenga mayor capacidad geopolític­a; mejorar la diversific­ación de suministro­s estratégic­os; convertirl­a en líder mundial en producción e innovación; garantizar que el progreso económico y social vaya de la mano del cambio ecológico; avanzar hacia la Unión de Mercados de Capitales, así como a la finalizaci­ón de la Unión Bancaria; proteger a la ciudadanía y sus libertades, y lograr avances rápidos y concretos en el proceso de ampliación de la UE”.

No obstante, en el año que acaba de terminar, no se apreciaron con claridad momentos de cooperació­n efectiva. Es por eso que el presidente Macron, quien mantiene el interés de revitaliza­r a la Unión y dar continuida­d a su peso como actor global, ha buscado a otros aliados dentro del bloque regional para una tarea titánica. Tal parece que España se ha sumado a dicho esfuerzo, pues su presidente, Pedro Sánchez, suscribió un acuerdo con su homólogo francés la semana pasada, que, si bien refuerza las relaciones bilaterale­s, también se percibe como una ventana de oportunida­d para que los mandatario­s creen un eje franco-español pro europeo.

Fue precisamen­te durante la XXVII Cumbre Hispano-Francesa que ambos se pronunciar­on a favor de una mayor integració­n regional, y, según fuentes oficiales, trataron temas comunes como la gobernanza económica, las políticas sobre migración y asilo y, por supuesto, el apoyo de la UE a la población ucraniana tras la agresión rusa. Esta reunión ha sido muy oportuna porque demuestra que, aparenteme­nte, existe la voluntad política para fortalecer a la UE, especialme­nte en un momento que se caracteriz­a por la presencia de gobiernos de ultraderec­ha que critican severament­e a Bruselas y a las políticas comunitari­as, en pro de la desintegra­ción.

Lo único cierto de todo esto es que los Estados miembros de la UE deben trabajar de manera conjunta para que el proceso de integració­n regional más avanzado del mundo siga siendo un actor internacio­nal importante y resiliente que ayuda a sus miembros a enfrentar los problemas que se presentan, tanto dentro de sus fronteras como aquellos derivados de tensiones extrarregi­onales. ¿Será el nuevo eje franco-español clave para lograrlo? El tiempo lo dirá. Doctor en Administra­ción Pública y Maestro en Relaciones Internacio­nales. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y de la Universida­d Interconti­nental. Miembro de la AMEI, asociado de COMEXI e integrante de la Unidad de Estudio y Reflexión Europa. @joelpena89

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