Desechan testimonio de
El juez consideró que su declaración estaba plagada de “rumores” y la calificó como “pérdida de tiempo”
CDMX. El juez Brian Cogan, encargado de llevar el juicio en la Corte de Nueva York contra el exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, desestimó ayer el testimonio de Tirso Martínez Sánchez, El Futbolista, por considerar que estaba plagado de “rumores” y ser una “pérdida de tiempo”.
Martínez Sánchez es un exnarcotraficante del Cártel de Sinaloa que fue presentado por la Fiscalía como el segundo testigo del gobierno estadounidense en contra del exfuncionario mexicano, a quien se le acusa de los delitos relacionados con el crimen organizado.
El Futbolista, a quien se le dice así por su afición a ese deporte, es identificado como uno de los operadores de la organización liderada entonces por Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada. Sin embargo, el juez limitó su participación en el tercer día del juicio, porque aunque afirmó ser el encargado de coordinar el envío de cocaína del Cártel de Sinaloa a Estados Unidos, sus actividades se centraron entre la década de los 90 y el año 2000, mientras que los cargos por los que se le busca sentenciar a García Luna corresponden al periodo entre 2001 y 2012.
Martínez Sánchez habló sobre las operaciones y traslados de cargamentos de cocaína del Cártel de Sinaloa desde México hacia Estados Unidos, en los que al igual que hizo Sergio Villarreal Barragán, El Grande, describió la complicidad de los policías federales, judiciales y de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). La Fiscalía esperaba incidir con este testigo en que García Luna cooperaba de manera habitual con la organización criminal y que se encontraba disponible para ser contactado por distintos miembros del cártel.
El que se haya desestimado su testimonio contra el encargado de la estrategia de seguridad del gobierno de Calderón supuso una victoria para la defensa encabezada por el abogado César de Castro, quien se ha centrado en acusar que la Fiscalía no tiene pruebas “objetivas” como videos, fotografías, documentos o grabaciones.
Acusa que las autoridades de ese país han construido el caso sobre supuestos rumores y declaraciones de criminales y asesinos que han aceptado testificar en busca de una reducción de sus condenas, como es el caso del propio Futbolista, quien después de purgar una condena de siete años en suelo estadounidense se le ofreció una visa de residente a cambio de participar en este proceso.
Ayer también testificaron agentes de la Administración para el Control de Drogas; de Aduanas y Protección Fronteriza y del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, que en algunos puntos, como decomisos, coincidieron con los detalles revelados por Tirso Martínez.
No hay registro que en un lapso tan corto en ningún sexenio de la historia reciente del país hubiera sucedido lo que pasó en poco más de un mes en Jalisco, Sinaloa y Michoacán. Se dice que la delincuencia organizada le tiene tomada la medida al Ejército en algunas zonas del territorio nacional, pero es inusual que las bajas hayan generado alertas como ocurrió en días pasados en distintos niveles al interior de las Fuerzas Armadas.
Parecería que la muerte del general José Silvestre Urzúa Padilla, coordinador de la Guardia Nacional en Zacatecas, ocurrida en un enfrentamiento a finales de noviembre en aquella entidad, quedaría como punto de inflexión para reforzar la seguridad de las operaciones. Pero no fue así.
Lo que pudo ser resultado de un descuido fortuito en una zona de alta incidencia criminal como el sur de Jalisco, se convirtió en un desafortunado suceso al reportarse la desaparición el pasado 10 de diciembre del coronel José Isidro Grimaldo Muñoz, comandante del 16 regimiento en Nuevo Laredo. Este oficial de caballería que ascendió en noviembre de 2019 había estado de vacaciones en Tapalpa, en una región controlada por el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), se dirigía por carretera a Tamaulipas cuando fue interceptado en un punto carretero por un grupo armado vinculado a esta organización. A la fecha no se tiene conocimiento sobre su paradero.
El 5 de enero, el coronel Juan José Moreno Urzúa murió en una emboscada cuando se dirigía de Tepic, Nayarit a Escuinapa, Sinaloa, en la movilización que hubo de grupos criminales tras la captura de Ovidio Guzmán López, sucedida la madrugada de aquel dìa en la comunidad de Jesús María, a las afueras de Culiacán. El comandante del 43 Batallón iba con un grupo de soldados bajo su mando en apoyo al despliegue militar en esa zona del estado.
El pasado viernes 20 de enero, el coronel Hécttor Miguel Vargas Carrillo, comandante del 65 de Infantería, murió durante una emboscada en Coalcomán, Michoacán. Los reportes señalan que se trató del mismo grupo criminal detrás de la desaparición del coronel Grimaldo y la muerte de Urzúa. Esta serie encadenada de sucesos provocó que se reforzaran los protocolos de patrullaje en distintas partes del país, en particular donde opera esta organización criminal.
Fuentes militares señalan que ante las numerosas operaciones implementadas por las Fuerzas Armadas es imposible evitar bajas de los mandos porque ellos se sitúan en el campo de la acción. Pero podrían minimizarse si se adoptaran medidas de contrainformación, se activaran mecanismos de inteligencia para conocer la ubicación de grupos agresores y buscar llevarlos ante la ley. Y sobre todo adecuar la doctrina militar a las necesidades de hoy día. Se trata de lograr la seguridad del mando, que se define como “la que proporciona a los comandantes en los diversos niveles, la libertad de acción necesaria para preparar su maniobra y ponerla en ejecución, evitando exponerse a la sorpresa táctica”.
Otras fuentes castrenses dicen que las bajas mortales se deben en parte a que los mandos no están en “situación táctica”. La situación táctica no se discute, es la realidad operativa. Y muchas veces hay factores inesperados que minan la capacidad de respuesta ante eventos como los ocurridos en las últimas semanas.
El Futbolista es identificado como uno de los operadores de la organización liderada entonces por Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada