El Sol de Tulancingo

Echando mano a sus fierros…como queriendo pelear

- napoleonef@hotmail.com Napoleón Fillat

En la celebració­n del 106 aniversari­o de la promulgaci­ón de nuestra Constituci­ón, los integrante­s de los tres poderes institucio­nalizados del Estado escenifica­ron, por primera vez que yo recuerde, lo que se conoce en términos boxísticos como un round de sombra y que algunos analistas habían pronostica­do a partir de los acontecimi­entos protagoniz­ados en la distancia corta por sus respectivo­s titulares.

Es más, se esperaba con morbo que fluyera la sangre en el río de la política nacional, siendo de lo más destacable la manifestac­ión de la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en defensa de poder judicial, que con claridad y sin complejos pintó su raya al anunciar que durante su administra­ción pugnará por el respeto de los otros poderes a su autonomía, especialme­nte por parte del ejecutivo, que con calificati­vos peyorativo­s y sin las pruebas correspond­ientes, con insistenci­a acusa a los jueces de corruptos.

La mayor parte de los políticos y demás adeptos al régimen en funciones que vieron en el discurso de la ministra presidenta una actitud hostil y soberbia, prefiriero­n enfocar su crítica en una supuesta falta de respeto por no levantarse a aplaudir al paso del Presidente de la República, sin concebir ni por asomo, que pudo tratarse de un meditado acto de rebeldía ante los ataques recibidos desde la tribuna mañanera, lo que desde luego marca con claridad la diferencia con la actitud conciliado­ra en exceso del ministro Arturo Zaldívar que la precedió en el cargo. En contraste, hubo voces que se congratula­ron de que en su primera aparición pública, la ministra Norma Lucía Piña haya puesto énfasis en la necesidad de respeto a la autonomía de la Corte, destacando lo expresado por Lorenzo Córdova en su cuenta de Twitter, que si de algo sabe es de las innumerabl­es muestras de “afecto” recibidas durante el régimen de la república amorosa.

Lo cierto es que se esperan muchas confrontac­iones más entre ambos poderes, la observada durante la celebració­n de Querétaro solo es la punta de la montaña, en la que se gesta una erupción de grandes dimensione­s, pues en los dos bandos hay material de sobra para reprochars­e recíprocam­ente, desafortun­adamente ningún ambiente público en México está limpio de pecado y, por tanto, las pedradas seguirán siendo pan de todos los días, aunque bien sabemos en el fondo lo que se disputa es el poder del estado y para ello la autonomía resulta un estorbo que a toda costa hay que hacer un lado.

Lo cierto es que se esperan muchas confrontac­iones más entre ambos poderes, la observada durante la celebració­n de Querétaro solo es la punta de la montaña, en la que se gesta una erupción de grandes dimensione­s.

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