El desafío: “¡Está en chino!”
En algún lugar del país de cuyo nombre no quiero acordarme en esta ocasión, participé en los levantamientos diagnóstico que son parte del proceso de federalización de los servicios de salud a través del IMSS-Bienestar.
Aquí, una de las tantas historias con las brigadas que van Centro de Salud por Centro de Salud, hospital por hospital realizando “levantamientos” (una especie censo de las condiciones materiales, jurídicas, de recursos humanos, del modelo de atención y de la situación general de cada unidad). Ejercicio por demás interesante y útil que permite hacer contraste entre los datos del escritorio y la realidad.
No es que todo esté mal, tampoco se acude con ánimo de juzgar, simple y sencillamente se tiene que conocer el estado real del sector salud en los estados que se adhieren al nuevo IMSS-Bienestar para que identificando las brechas, “el malestar” particular, “va la medicina”, los recursos. No puede hacerse intervención de mejora a ciegas o de manera segmentada.
Los equipos previamente capacitados verifican en sitio a detalle y llenan las cédulas de información. Dialogan con el personal, resuelven dudas y hacen entrevistas para conocer más del funcionamiento de cada unidad.
—¿Si en este momento se tuviera la plantilla de personal completa para operar se podría hacerlo? —Preguntó un supervisor.
—No, definitivamente no. Porque el quirófano está deshabilitado. Es bodega —respondió una doctora.
—Bueno y cuando se inauguró, este quirófano era funcional ¿Por qué no operó?
—Porque la máquina de anestesia “está en chino”.
-¿Cómo que “en chino”?
-Sí, nadie le entiende, así nos lo dejaron y aunque algún compañero pensó en buscar la traducción en internet, nadie se animó a desconfigurar el equipo y que nos lo cobren. Entonces el equipo ahí está. El recorrido por el hospital continuó: —Hay un albergue que bueno, es albergue pero no funciona. Se hizo pero no opera, ahí está tirada la estructura. Sin duda sería muy útil, pero ahí guardamos otros equipos.
La unidad no se encuentra a más de dos horas de la capital del estado. Se encuentra en una zona rural. La doctora encargada de nutrición nos comenta: “Aunque hay hospitalización, aquí no hay área de alimentos, así que sólo acompaño a los pacientes y les sugiero qué comer, sobre todo a las mujeres después del parto. Como la mayoría viene de comunidades no tienen dónde cocinar, entonces les pasamos el teléfono de una señora que vende caldo de gallina de rancho, 120 pesos cuesta pero ¡ah, qué sabroso está!”
El hospital funciona mejor de lo que sus condiciones lo permitirían. Resuelve. El personal es de primera. La organización es muy buena.
El reto de la federalización es, en primera instancia, poner un piso mínimo de la calidad de salud. El Seguro Popular aumentó la diferenciación del modelo de atención a la salud. A las fronteras geográficas se añadieron las fronteras de la calidad de los servicios: Un hospital con todo y luego otro tirado y, luego uno con mitad de personal. Y después “hospitales” que son sólo consultorios.
Es el reto, en palabras de Zoé Robledo, director General del IMSS, el hermoso desafío que está llevando a cabo IMSSBienestar.
No es que todo esté mal, tampoco se acude con ánimo de juzgar, simple y sencillamente se tiene que conocer el estado real del sector salud en los estados que se adhieren al nuevo IMSS-Bienestar para que identificando las brechas, “el malestar” particular, “va la medicina”, los recursos. No puede hacerse intervención de mejora a ciegas o de manera segmentada.