Barbacoa de Tulancingo, manjar de la ciudad de los satélites
Cuando se habla de la llamada ciudad "detrás del Tule" puede pensarse en diferentes elementos que inmediatamente llevan la mente a esta región: ya sea las gigantescas antenas de 48 metros de altura que reciben a todos los que vienen de la Ciudad de México o Pachuca; la popularidad por ser el lugar de origen del Santo, enmascarado de Plata; o, por ejemplo, la imponente Catedral Metropolitana, construida siete años después de la Conquista de México por la Orden Franciscana.
Pero eso no es todo, ya que Tulancingo también es un pueblo con sabor que bien concreta la majestuosidad de sus ingredientes naturales, cosechas e historia quesera y láctea en un platillo que nació en Nochebuena, para alimentar a unos trabajadores lejos de casa que querían degustar algo especial, que estuviera a la altura del pavo: hablamos del guajolote, que este 2023 cumplirá 123 años de existencia.
Sin embargo y contrario a lo que muchos no oriundos de este valle pensarían, el guajolote no es lo único que comemos aquí ni lo único que nos gusta presumir -porque sí, invitar a probar uno forma parte de la hospitalidad tulancinguense-, sino que existe otro platillo muy bien posicionado, exquisito y que deleita a locales y extranjeros por igual. Su origen se debate con la región del Valle del Mezquital (específicamente Actopan), aunque la realidad es que se trata de sabores y presentaciones distintas que no hacen más que abonar al extenso catálogo gastronómico hidalguense.
más popular es el guajolote
Su origen se debate con la región del Valle del Mezquital ,específicamente Actopan
Y es que en voz de don Polo Ortíz, reconocido barbacoyero, preparar al borrego es "todo un arte". Su negocio, llamado "El Carnerito de Hidalgo", atiende a cientos de comensales todas las semanas, de jueves a domingo. Lo anterior se resume en dos cifras: cerca de 35 borregos y más de 600 litros de consomé de jueves a domingo.
Para él, el auténtico ícono gastronómico de Tulancingo es la barbacoa porque según cuenta, fue aquí y no en el Valle del Mezquital donde se originó este platillo "aunque en cada lugar tienen su propia historia". Ya después, señaló, se esparció a otros sitios como Actopan o Texcoco, en el Estado de México.