Las guerras hacen la historia Desde luego
que también lo hacen los avances en la ciencia la tecnología, los descubrimientos de medicinas, las expresiones de las artes, entre otras muchas manifestaciones de las virtudes de la especie humana.
Sin embargo, desde los remotos orígenes de las variantes antropológicas, la violencia abierta e indiscriminada, es un elemento distintivo que marca el fin y el principio de épocas, civilizaciones, imperios, surgimiento y desaparición de naciones, entre otras muchas evidencias de la energía que generación a generación definen el presente y el futuro.
Por solo mencionar algunos conflictos: la Revolución Mexicana, la Guerra Civil Española, la guerra de El Chaco, Armenia, Yonki Pur, Vietnam, Afganistán, Angola, Argelia, sin dejar de lado las revoluciones en Centroamérica y por supuesto la Primera y Segunda Guerras Mundiales.
El pasado 24 de febrero, además de la conmemoración del Día de la
Bandera en México, en el mundo se recordó el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania. Está bien estudiado y documentado, que sabemos, en su momento, cómo, por qué y para qué inicia una guerra a gran escala, pero ni los mejores analistas militares, historiadores, diplomáticos e incluso los dirigentes involucrados, tienen certeza o una visión aproximada de cuándo y cómo terminará un conflicto y en este caso específico, la guerra.
Los efectos, en tanto el planeta
Tierra es una unidad (es increíble, pero aún hay quienes suponen que por la distancia física, las consecuencias son “menores”) llegan a todos los rincones de la geografía mundial; desde las migraciones forzadas, hasta la hambruna, así como la sistemática destrucción de ciudades y obras de infraestructura, propician que los panoramas del corto y mediano plazos, no cuenten con una base mínima de certeza. México, por su posición geopolítica, como se ha insistido en este espacio, tiene un papel preponderante en el mundo. La cuestión radica en la forma en que se diseña, procesa y asume una guía para la acción en la búsqueda de la paz y el establecimiento de mesas de acercamiento entre las partes.
La recuperación de la paz en esa parte de Europa y del mundo, aunque sea un lugar común expresarlo, es sustancial para evitar una ampliación geográfica de la guerra. Es decir, que los países colindantes en términos físicos, no se vean directamente afectados ni involucrados. Cualquier noticia en sentido contrario, no hará sino peligrar la estabilidad mundial.
radica en la forma en que se diseña, procesa y asume una guía para la acción en la búsqueda de la paz y el establecimiento de mesas de acercamiento entre las partes. La recuperación de la paz en esa parte de Europa y del mundo, aunque sea un lugar común expresarlo, es sustancial para evitar una ampliación geográfica del conflicto bélico . Es decir, que los países colindantes no se vean involucrados.
La cuestión