¡Viva la grandeza cultural de México!
Quiero enfocarme al aspecto de la cultura en México y en el mundo. Y lo quiero así porque en la ceremonia del Grito del pasado 15 de septiembre, el Presidente de la República dijo, entre otras 20 arengas: ¡Viva la grandeza cultural de México!
Qué importante y cuánta importancia tienen estas palabras. Siempre he sido un convencido de que la cultura y la educación son las únicas dos palancas que pueden levantar el pesado bloque de inutilidades que aprisionan al país entero en un clima de analfabetismo, incultura y desestabilización brutales desde hace siglos; esto no es actual; se arrastra desde la mal llamada época de la colonia. Fuimos sojuzgados, mutilados, oprimidos, esclavizados hasta el punto de acabar con nuestra identidad indígena. Las deidades fueron destruidas o enterradas, las pirámides y los templos derribados, las costumbres manipuladas y contrahechas. Comprender la cultura es más que un pasatiempo; es un compromiso moral, sobre todo si entendemos que es la raíz primera y la más honda de la identidad nacional.
La historia nos ha demostrado que sólo los pueblos que han sabido preservar y tonificar su cultura pueden librar el aislamiento para acceder al futuro. Por ello es imprescindible que los mexicanos, principalmente los gobernantes entiendan y quieran a México. Decía don Alfonso Reyes que “el presidente debe ser el mexicano que más quiera a México”.
México, nuestro país, es uno de los ejemplos más claros del impulso de los herederos de la grandeza humana y la perfección estética: mosaico plural y diverso de expresiones minúsculas y de mentalidad cósmica, de creencias y búsquedas, de diferencias y acercamientos que se funden cada día en un sólo crisol que continúa vivo para robustecer nuestro destino como nación madura, plena de posibilidades. Alguien se preguntaba: ¿seremos capaces de asumir, como seres humanos civilizados, la responsabilidad social de fortalecer y de proteger el arte popular, la raíz profunda de la identidad nacional?
Por supuesto que sí. Y no solo eso. En años recientes tuvimos movimientos telúricos que nos sacudieron el alma y todos los sentidos. Inmediatamente surgieron las voces y las manos para auxiliar, ayudar, convocar. Eso significa cultura; somos un pueblo que, a pesar de nuestras otras calamidades, tenemos una cultura ancestral y única, y que nos mantiene unidos en momentos ríspidos.
Para definir nuestro perfil de mexicanos tenemos que mantener vivo el espíritu vigoroso y fecundo de la tierra múltiple; debemos preservar y consolidar la expresión auténtica, la dignidad del lenguaje, el trazo firme, la comunicación directa, el tono del color y el ritmo de la melodía que queremos.