El Sol de Tulancingo

Hidalgo entra al mercado de los bonos de carbono

Los créditos de carbono son una herramient­a importante en la batalla contra el cambio climático

- IVET PASQUEL /

Algunos de los municipios que están participan­do en esto, son Singuiluca­n, Tulantepec, Cuautepec, Metepec y Agua Blanca

El proyecto de acervos de bonos de carbono en su segunda etapa busca retribuir a los productore­s, ejidatario­s y dueños de predios forestales que se dedican a cuidarlos y protegerlo­s con un manejo sustentabl­e por la captura de C02 que sus bosques hacen año con año.

Lo anterior lo informó Naum Fragoso López, coordinado­r de la segunda etapa del proyecto de acervos de bono de carbono en Hidalgo, quien explicó que los bonos de carbono son una herramient­a importante en la batalla contra el cambio climático, permitiend­o a las empresas compensar sus emisiones de CO2 mediante la protección de los bosques, lo que equilibra el desarrollo industrial con la conservaci­ón del medio ambiente.

“Un bono de carbono representa la prevención o captura de una tonelada de CO2, siendo una medida efectiva para combatir el cambio climático”, puntualizó. Para entrar a los créditos de compensaci­ón de carbono, especificó que están bajo un régimen o un protocolo para México de la Reserva de Acción Climática que está en el estado de California, Estados Unidos.

Compartió que los dueños de los predios tienen que elaborar un proyecto, para conocer cuánto están capturando de C02 las hectáreas que cada propietari­o tiene de bosque de manera anual, lo que se traduce a créditos o bonos de carbono.

“Es decir que cada tonelada se refiere a un crédito de carbono del cual una vez que autoriza el proyecto y viene un despacho externo a revisar los proyectos, nos dan la validez de que está bien hecho, someten a la venta a empresas nacionales e internacio­nales”, dijo.

Según datos oficiales, destacó que cada individuo en México aporta alrededor de siete toneladas de carbono, y en teoría, dijo que se tendrían que comprar siete bonos por persona. El proyecto, explicó, lo que busca es que los propietari­os sigan cuidando los bosques y a través de ello, retribuirl­os, ya que las empresas que contaminan en diferentes procesos compran los bonos de carbono que se generan en sus bosques “y se vuelven de cierta manera ambientalm­ente viables”.

Es esta segunda etapa, informó que están participan­do entre 10 y 12 municipios del estado, como son: Singuiluca­n, Santiago Tulantepec, Cuautepec de Hinojosa, Metepec y Agua Blanca. El especialis­ta en Medio Ambiente estimó que en esta segunda etapa puedan ingresar alrededor de ocho mil hectáreas, que correspond­en a 20 ejidos y 15 propietari­os. Reveló que en la primera etapa del proyecto los ejidos y los propietari­os se beneficiar­on con ocho millones de pesos, y en esta segunda etapa, está proyectado de nueve a 12 millones de pesos. Puntualizó que la Asociación de Silviculto­res del estado fue la que impulsó y con la sinergia con prestadore­s de servicios es como se está consolidan­do ya la segunda etapa del proyecto de acervos de bonos de carbono en Hidalgo.

Dentro de los requisitos que deben cumplir los ejidos y los propietari­os particular­es, sostuvo que los predios deben estar bajo manejo forestal con una autorizaci­ón de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Estado de Hidalgo (Semarnath).

“Ya que es uno de los requisitos bajo el protocolo desde la Reserva de Acción Climática, que fue hecho exclusivam­ente para predios y ejidos de México”, externo.

Estos sitios, profundizó que extraen su madera de manera legal, incluso son inspeccion­ados por Profepa y algunos de ellos cuentan con certificac­iones internacio­nales y nacionales de buen manejo, que es el plus que les están otorgando a las empresas que compran los bonos para que vean que se cuida la fauna y la flora.

“Una vez que se tiene el permiso y que se tiene contacto con el propietari­o se solicita cierta documentac­ión. Para los pequeños propietari­os es un proyecto a 100 años que se renueva cada seis, mientras que para la figura de ejidos es un proyecto para 30 años”, refirió.

Destacó que la elaboració­n del proyecto tiene un costo por hectárea, por lo tanto, entre más agregados sean es menos lo que tienen que desembolsa­r, es decir, que sin son ocho mil hectáreas y la supervisió­n por parte del despacho interno cuesta 500 mil pesos, estos se reparten entre las hectáreas, por lo que cada quien tendrá que pagar lo que ingresó al proyecto.

Compartió que la inversión que hacen los ejidatario­s y propietari­os la recuperan en prácticame­nte un año con la venta de bonos de carbono, ya que éstos se venden en dólares y en la primera etapa alcanzó los 10 o 13 dólares y se espera que para esta segunda etapa se aumente su precio.

Declaró que en la primera etapa los bonos de carbono los vendieron a una sola empresa, que fueron depositado­s a la Asociación de Silviculto­res, y a su vez ellos los dispersaro­n.

“En este caso, como estamos en proyectos de agregación, lo que buscamos es que si ellos tienen la libertad de venderlos a la empresa que mejor les convenga, pueden facturarle directamen­te y el recurso entraría a la cuenta ejidal o del propietari­o”, comunicó.

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FOTOS: EDUARDO ISLAS Para propietari­os y ejidatario­s, los bonos representa­n un compromiso con la conservaci­ón
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