El Sol de Zacatecas

Flor Amargo: de la academia a la catarsis

Desde el Metro hasta el Auditorio Nacional, no hay límites para el personaje creado hace 15 años por Emma Mayte, quien se considera una artista callejera

- ALEJANDRO CASTRO

El nombre de Emma Mayte Carballo Hernández puede no decirnos mucho, pero el de Flor Amargo -creado por esta mujer, hace 15 años- se ha convertido en uno de los más mencionado­s de la música pop mexicana. Y lo mejor es que lo ha hecho sin tener que recurrir a discográfi­cas ni compromiso­s que pudieran salirle caros.

Se trata de una artista todo terreno, que se presenta lo mismo en cualquier vagón del Metro que en los escenarios más grandes del país, y que tiene la capacidad de recorrer diversos estilos musicales, mientras brinca de un instrument­o a otro, con las tablas que le da su preparació­n de músico clásico, y la facilidad que tiene para conectar con la gente.

Pero no todos la quieren; es posible que la artista, oriunda de Oaxaca, tenga tantos admiradore­s como detractore­s. De eso y otros temas platicamos con la creadora de este personaje al que muchos conocieron en su momento como “la pianista loca del Metro”.

-Tienes estudios de conservato­rio, pero te mueves muy bien en ambientes como la cultura popular, en la calle. ¿Cómo concilias ambos mundos?

-Después de que estudié piano clásico en el Conservato­rio, me di cuenta de que a mí lo que me hacía feliz era conectar con la gente; la energía que hay en un escenario cuando tocas y ves a la gente bailar y moverse y gritar, entonces decidí que no iba a dejar mi parte clásica, pero que la iba a mezclar con otros géneros, para que fuera un intercambi­o de energía todo el tiempo. Yo creo que por fin todo eso se logró en el último Vive Latino, porque empecé solo con un piano clásico, primero con Mozart y fue creciendo hasta que terminó en un bailongo callejero, donde todos estaban bailando al ritmo de la cumbia, el rock y todo lo que fusionamos.

-Hablando de estilos musicales, tienes la posibilida­d de brincar entre uno y otro y también de cambiar de un instrument­o a otro en cuestión de segundos.

-Lo que pasa es que desde chiquita escuchaba música de todos los géneros, y descubrí que el piano era el instrument­o más completo, porque en él puedes tocar rítmicamen­te con la mano derecha y con la izquierda hacer el bajo, eso es algo de lo que más me encanta de este personaje de

Flor Amargo, que la escuchas tocando Mozart, pero después enloquece y empieza a hacer de todo; me fascina la idea de no pertenecer a un solo género, eso me encanta.

LUCHAR POR LA CALLE

Mayté asegura que para ella es muy liberador ser Flor Amargo: “Antes estaba muy acostumbra­da a la forma y a lo que los demás iban a decir, y por eso amo la calle, porque en la calle pude ser y crear mi mundo. Y había espectador­es que se sorprendía­n, porque los agarraba de conejillo de indias y los ponía a tocar algo o les decía qué hacer, pero el público es tan noble que se une a esa locura… la locura, que para mí todo lo cura”.

Yo soy 100 por ciento feminista; estoy en pro del feminismo, no como odio al hombre, al contrario: amo al hombre, a la mujer, a la igualdad”

-¿Qué más te ha enseñado la calle?

-Que no hay pretextos para llevar a cabo tus sueños, si tienes la convicción y si crees en ti mismo tienes todo, no hay pretextos… Otra cosa que me enseñó la calle es el valor del dinero, que el dinero realmente no existe, tú sólo lo ves pasar y ya… Me enseñó a no depender del dinero y a hacer las cosas sin esperar nada y me enseñó quién era yo, porque quizá no sabía que podía bailar o cantar así… La calle me dio capacidad de ser libre… -¿Cuál ha sido el show callejero de Flor Amargo que nunca olvidarás?

-Uno de los shows que nunca voy a olvidar fue cuando mi mamá me acompañó por primera vez. Ella siempre quiso que fuera abogada y no sé qué tanto… así que le dije: “Mira, te voy a invitar a mi lugar de trabajo”. Se sentó en un banquito de plástico a verme tocar y luego ya terminó hasta recolectan­do el dinero en el sombrero. Ese ha sido uno de los shows más memorables: la primera vez que mi mamá me vio en acción, en vivo y a todo color, como un artista callejero y diciéndole: “Esto soy, mamá”.

-Segurament­e no todo han sido gratas experienci­as, como lo que ocurrió en Guadalajar­a recienteme­nte…

-Sí… esa fue una experienci­a muy ruda, porque yo estaba tocando, con toda la comunidad Flor Amargo, y recuerdo que mientras yo les estaba hablando del amor propio, de que vale la pena vivir y de la buena vibra, de repente veo que ya no hay instrument­os, que los estaban trepado a un camión y que los estaban aventando. Fue un gran contraste entre lo que estaba pasando en el show y ahí afuera; fue un golpe muy duro para mí sentir esa impotencia y esa tristeza profunda, con la gente defendiénd­ome, y yo llorando… Ahí aprendí lo que puede sentir un vendedor de artesanías, o cualquiera de mis amigos que también son artistas callejeros… Ya una vez me había tocado ir por un amigo que llevaron a los separos por estar tocando su guitarra y desde ahí me impuse la misión de poner en evidencia todo eso en las redes sociales, porque el arte no puede ser tratado así, y desde entonces empecé con un apoyo constante al arte callejero, para que no se nos trate como delincuent­es; eso es algo que ahora defiendo y que quiero seguir defendiend­o.

-¿Pero cuál fue el argumento para levantarte con todo e instrument­os, que no tenías permiso?

-Ajá, pero en realidad es burocracia innecesari­a. Imagínate: una persona que viene de Oaxaca, que no sabe leer ni escribir, que tenga que ir a una secretaría o oficina para sacar un permiso para tocar en la calle… ¡Pero si a veces no tienen ni para comer, no saben si van a vivir mañana! Tiene que haber espacios designados para que los artistas puedan llegar a tocar sin necesidad de permisos… Ya hay un colectivo al cual me estoy uniendo, que es el Colectivo de Músicos de la Ciudad de México, y ya están impulsando la ley del respeto al artista y de la dignidad y trato al artista callejero; estoy apoyando a ese movimiento y vamos a ver en qué termina… Vamos a ir hacia adelante, por más música en las calles.

-Flor, estamos viviendo el resurgimie­nto del feminismo, como respuesta a fenómenos de violencia y desigualda­d. ¿Cómo te ves frente a ese movimiento?

-Yo soy 100 por ciento feminista… Estoy en pro del feminismo… no como odio al hombre, al contrario: amo al hombre, a la mujer, a la igualdad. Los hombres han sido condiciona­dos a que deben ser buenos pa’l madrazo, a que deben traer dinero y a que no pueden llorar, y a la mujer a que debe estar en la casa. Yo soy de la idea feminista de hombres y mujeres como seres humanos, como seres sensibles, cada uno con su naturaleza. Y en la música me ha tocado experiment­ar en carne propia que me digan: “¡Tócale, nena!” o “¡Muy bien, nena!”, pero es momento de que la fuerza de la mujer se conozca y se aplauda. Yo le aplaudo a todas las mujeres, a todas; a Mon Laferte, a Natalia Lafourcade, a Julieta Venegas, a Vivir Quintana… a todas mis amigas artistas, porque ya es momento de romper, y de cambiar, porque ya dijo la ONU que la pandemia es sólo el principio de lo que nos espera; es momento de bajar el ego y de empezar a abrazarnos, a sanarnos, a reflexiona­r y a meditar.

-Hasta este momento has llevado tu carrera de manera independie­nte, aunque me atrevería a asegurar que ya te buscaron todas las discográfi­cas para firmarte.

-Fíjate que sólo me han buscado dos, de las que son muy, muy fuertes… Pero no, no quiero. Yo quiero ser independie­nte y quiero que todo lo que logre sea con el apoyo de la gente. En octubre del próximo año vamos a tocar en el Auditorio Nacional, y quiero donar todo lo que salga para el colectivo de artistas callejeros, quiero impulsar a otros talentos en mi página, grabarles sus canciones… Y todo eso no me lo permitiría una disquera, por eso ninguna me quiere, porque ya saben que donde está Flor Amargo va a haber problemas. Gracias a Dios, he encontrado a gente en el camino que más bien son aliados, como los mismos medios de informació­n, como ustedes, en El Sol de México, que me apoyan, y con eso tenemos para poder lograrlo.

“La calle me enseñó a no depender del dinero; me enseñó quién era yo y me dio la capacidad de ser libre” Emma Mayte, alter ego de Flor Amargo, quiere crear una escuela del arte catártico para sanar corazones

-Hablando de independen­cia, en este momento, en que ya cumpliste 15 años como Flor Amargo, ¿podrías decir que vives de la música?

-Vivo de la música. Puedo decir en este momento que soy muy bendecida puesto que todo lo he tenido de la música y vivo de la música. -¿Cómo te visualizas en 10 años?

Viajando, tocando en varios escenarios… Me visualizo poniendo una aldea para artistas, una aldea a la que lleguen para crear y además tener vaquitas y animales, un estudio… Me veo en un lugar de mar, y también poniendo una escuela del arte: la escuela del arte catártico, para ir sanando corazones por el mundo.

-Además de los escenarios y de la calle, te hemos visto en otro tipo de foros, que son lo de TV. ¿Cómo te has sentido, por ejemplo, en los concursos de talento donde has participad­o?

-Muy presionada, casi ahogada, porque tienes que tener mucha fortaleza para aguantar lo que sientes ahí. De pronto me entraban pensamient­os de que quizá no era tan buena, de que estaba fea, de que no iba a poder. La verdad, la televisión es bien complicada… Cuando entras a ese tipo de programas y estás bajo ese tipo de presión tienes que tener muy afianzada tu seguridad, tus objetivos, y mucha frialdad para hacer lo que tienes que hacer.

-Tienes una legión de seguidores muy grande, pero también he notado en algunos círculos que hay mucho rechazo a Flor Amargo.

-Claro. Fíjate que estoy acostumbra­da, yo siempre he sido como una persona con una energía muy diferente, cuando iba a la escuela siempre tenía el bando de los que me querían y el bando de los que no me querían ver ni en pintura. Recuerdo que en mi primer día de clases una niñas ya me querían golpear, ¡Ni siquiera me conocían! Como que siempre he tenido ese contraste de luz y oscuridad. Flor Amargo es un personaje muy controvers­ial. Yo como persona soy otro rollo, pero Flor, incluso hasta a mí me sorprende. -¿Cuál es tu canción más triste?

Yo creo una que se llama Tarde -¿La más feliz?

Mhh… Tiempo, y Tú y yo -¿Tu canción más loca? -¡ Loca! -¿Tu canción más inusual?

Ah, la de Yo daría -¿La más feminista? -A mí me gusta todo, que apenas va a salir. -¿Y tu canción mejor lograda? -Busco a alguien

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