La rendición de cuentas no es negociable
Formar parte del Poder Legislativo es un privilegio. Nos debemos al pueblo en todo momento, por lo que nuestra actuación, además de legal, debe ser ética; debe ser puntual y, al mismo tiempo, con la mira puesta a todas las acciones que lleven a cabo los otros dos poderes para señalar lo mal hecho, aplaudir lo bien logrado y colaborar en cada paso que pueda resultar complejo.
Las comparecencias de Funcionarios Públicos de alto nivel no son caprichos de una u otra fuerza política, sino que es una exigencia ciudadana que, en tiempos como los que vivimos de transparencia y rendición de cuentas, se vuelven fundamentales para analizar cuáles serán los próximos pasos a dar y, al mismo tiempo, evaluar los resultados de una u otra estrategia.
Hace un par de días tuvimos la comparecencia más polémica y cuestionada de un servidor público, por lo menos, en lo que va de la administración actual. Ello tuvo efectos no sólo para el tema que se trataba sino que también llevó a evaluar otras comparecencias que se tenían agendadas y que se pretenden limitar debido a los funestos resultados de esta última.
Por el tema y por el servidor público de quien se trató se convirtió en una lucha de poderes que, ojalá, haya servido al pueblo de México para profundizar en el análisis del manejo de la pandemia por Covid-19. Por un lado, tenemos muy claro que existen numerosas deficiencias en la atención de la pandemia al interior de nuestro país: cifras poco certeras, acciones tardías, recomendaciones inadecuadas, protagonismo, falta de empatía, etcétera. Ese tipo de cosas son las que debe señalar el Legislativo con respeto, pero con la energía suficiente que logre respuestas inmediatas y trabajo colaborativo conjunto.
Frenar las comparecencias de otros servidores públicos por lo accidentado de una de ellas que, además, no difiere de aquellas en donde los que hoy son gobierno eran oposición, es un error enorme, ya que a quien más se afecta es a las y los ciudadanos mexicanos ávidos de información. No se trata de cazar brujas sino de hacer crítica objetiva.