Almeida llega fuerte en la contrarreloj
veces aplazado la semana pasada por los positivos de Gilmore y Murray.
Debido al brote, las instalaciones del equipo que dirige Bill Belichick estuvieron cerradas del domingo al martes y el primer entrenamiento de esta semana apenas fue el jueves.
También el día de ayer, los Indianápolis Colts llegaron a cerrar brevemente sus instalaciones después de que se registraran cuatro resultados positivos en la organización, aunque posteriormente el equipo reportó que esas personas dieron negativo en las pruebas adicionales.
Los Colts, que se preparan para recibir a los Cincinnati Bengals, no especificaron si entre esos casos había algún jugador.
Por su parte, los Atlanta Falcons, que también cerraron sus instalaciones el jueves por el positivo de un entrenador asistente, reabrieron las mismas después de que el resto de pruebas en la organización fueran negativas.
De igual forma se dio a conocer que el estelar receptor abierto de los Browns, Odell Beckham Jr., dio negativo en las pruebas un día después de que la organización decididera mandarlo a casa tras haber presentado síntomas del Covid-19.
Una contrarreloj antes de la montaña: el portugués Joao Almeida afronta con confianza y en buena forma la contrarreloj de Valdobbiadene después de haber rascado un puñado de segundos extras en la 13ª etapa del Giro, ganada por el italiano Diego Ulissi, en Monselice.
Seis segundos más en bonificaciones añadió Almeida a su ventaja al frente de la general. El corredor luso, uno de los portadores de la ‘maglia’ rosa más jóvenes de la historia, cuenta con 40 segundos sobre el holandés Wilco Kelderman, su inmediato perseguidor, y 49 segundos sobre Pello Bilbao, campeón de España de contrarreloj.
“Será difícil, nunca hice una contrarreloj tan larga (34,1 km)”, estimó un prudente Almeida en la llegada a Monselice. El joven corredor portugués se quedó a una rueda de superar a Ulissi en el esprint final de este viernes en el Giro de Italia.
“Estoy un poco decepcionado, quería ganar la etapa”, declaró.
Su equipo (Deceuninck), sobre todo gracias al trabajo del danés Mikkel Honoré, rodó a un ritmo alto en los 10 últimos kilómetros para evitar que enlazase el grupo del eslovaco Peter Sagan, rezagado en el segundo de los ‘muros’ del final de la etapa.
La etapa, sin desnivel en sus primeros 150 kilómetros, vivió las primeras hostilidades con una escapada de siete corredores. Sus dos últimos supervivientes, el francés Geoffrey Bouchard y el italiano Alessandro Tonelli, se pusieron en cabeza en el primero de los dos ‘muros’ del tramo final, pero fueron alcanzados en el segundo, a 17 kilómetros para meta.
El velocista francés Arnaud Démare, que quedó rezagado en cada una de las dos subidas, perdió ahí toda opción de un nuevo triunfo parcial.
En el esprint, Ulissi fue más rápido que Almeida, quien se apuntó seis segundos de bonificación. /