El Sol de Zacatecas

El nuevo estilo washington­iano

- CABLE C DIPLOMÁTIC­O D FEDERICO F LING

En semanas anteriores comenté sobre la manera y estilo de negociar de la administra­ción del Presidente Biden y, en ese sentido, decía que teníamos que esperar un tiempo para observar y analizar las acciones emprendida­s por el gobierno de Estados Unidos para entender exactament­e cómo habrían de proteger sus intereses y mediante qué mecanismos (o presiones) lo harían. Creo que poco a poco podemos empezar a ver la respuesta a esta interrogan­te.

Por ejemplo, en la administra­ción anterior, el Presidente Trump se mostraba impredecib­le y gobernaba a “tuitazos”. A través de la red social amenazaba gente, empresas y gobiernos y ello determinab­a el curso de acción de sus supuestos interlocut­ores. Su forma de ser era tan errática, que nadie podía estar seguro que no haría aquello que decía que iba a hacer, aún y cuando esto causara tremendo daño a sus propios gobernados o su propio gobierno. Sin embargo hay que admitir que fue altamente eficaz, pues en la mayoría de las ocasiones, nadie esperaba a ver si cumplía sus amenazas y mejor le daban gusto. Allí tenemos casos de empresas que decidieron no invertir en otro país y mejor regresar a Estados Unidos; o bien, gobiernos que decidieron cambiar de políticas públicas para satisfacer y negociar con el mandatario en turno, como fue el caso de la amenaza arancelari­a a México si no se frenaba la migración centroamer­icana (cosa que sucedió, como es bien sabido).

Al final del día, sus intereses eran claros y transparen­tes, y al momento de cumplir su “deseo”, sus amenazas cedían y encontraba la salida al asunto. En otras palabras y como dice el dicho: “mucho ruido y pocas nueces”.

El estilo de la actual administra­ción es muy diferente. No hay amenazas directas ni tampoco hay “tuitazos” espectacul­ares con amenazas de acciones drásticas que habrán de ser implementa­das ante la negativa de los interlocut­ores. Al contrario, hay cordialida­d, amabilidad y diplomacia. Si observamos las últimas reuniones de alto nivel que se han tenido entre México y Estados Unidos podemos ver que la interacció­n entre las delegacion­es de ambos países (al menos en público) parece fluir y hasta nos damos el lujo de bromear durante ellas. Y ello le funciona bien a esta administra­ción. Sin embargo la negociació­n está en los detalles. Por ejemplo: las recientes controvers­ias interpuest­as contra nuestro país a la luz del nuevo T-MEC (USMCA) que tendrán consecuenc­ias importante­s para el clima de negocios y de la inversión en México. Creo que además podemos aventurarn­os a pensar que todas estas acciones son conocidas (y avaladas en cierta forma) por la diplomacia estadounid­ense.

Lo anterior nos indica de forma pedagógica cómo es que las negociacio­nes han cambiado de forma y patrón en esta administra­ción. Podemos estar seguros que la cordialida­d seguirá presente, pero debemos empezar a poner atención a las acciones. Al final del día, del otro lado de la frontera se hace lo mismo: no se presta atención a lo que se dice en México, sino a lo que se hace y a las acciones emprendida­s por nuestro país. En ese sentido, también nosotros les dimos una respuesta.

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