Cuando no gana... ¡arrebata!
Es su "estilo". Fuera Constitución, Código Electoral, o Ley que se le atraviese. Por encima de todo, su enferma obsesión por ser el omnipresidente, al que se le debe sometimiento incondicional. Cuando lo rebasa la realidad, más pleitos y pendencias, más distractores, que, al fin y al cabo, todavía muchos le creen.