Reinventan a salones de baile chilangos
CDMX. Socios y encargados de salones de baile en la Ciudad de México se resisten a que estos lugares de esparcimiento desaparezcan tras la suspensión de actividades de más de un año por la pandemia de Covid-19, y buscan reactivarse de diferentes maneras, pues los alquilan como locaciones para películas, ofrecen servicio de restaurante con espectáculos en vivo o sobreviven con préstamos.
La ciudad está en el color amarillo del semáforo epidemiológico y para el verde se prevé la apertura de los salones de baile, por lo que las presentaciones de las orquestas y conjuntos de moda tardarán en volver ante quienes gustan de bailar al son que les toquen.
En tanto, músicos y bailarines buscan reactivarse de diferentes maneras, los primeros dan clases individuales al aire libre y virtuales a alumnos; los últimos se reúnen con amigos en casa a fin de bailar y mantenerse en forma.
Durante un recorrido por lugares con tradición como el Gran Salón de Tlatelolco, Tropicana, Los Ángeles, El Caribe, Gran Forum, La Maraka y el California Dancing Club (mejor conocido como el Califa) sus encargados comentaron que reabrirán cuando el semáforo epidemiológico de Covid-19 esté en verde y aún no tienen preparado un cartel de lujo porque desconocen la fecha en que esto ocurrirá.
Sin embargo, el Gran Salón de Tlatelolco ya hizo circular una programación para los días 10, 11 y 12 de junio con la presentación de grupos como La Chomba y los López, la Orquesta Revelación, Sonora Villa del Mar, Sonora Dinamita y la Real Danzonera. Ofrecerá cena y una bebida de cortesía y admitirá 30 por ciento de aforo.
Miguel Nieto, socio y director del Salón
Vestido elegantemente con una guayabera, pantalón claro y zapatos impecables, Antonio Martínez mira la fachada del Salón Caribe, ubicado en San Cosme, con el deseo de que abra nuevamente, porque este año sin bailar ha sido muy triste "hasta las máquinas se pegan" y es que danzar, aseguró, es un deporte.
Recordó los años que bailó con las sonoras Maracaibo, la Santanera y la Matancera y que su afición la trae prácticamente desde pequeño, y es que "la música se siente y le mueve a uno los pies, rodillas, cintura y hombros".
En el estacionamiento del salón Gran Forum, cerrado por ahora, Isidro Martínez da clases individuales de trompeta y en línea, a veces le cae una grabación que también hace en forma virtual. y se las remite a sus clientes en Colombia y Miami.