El Sol de Zacatecas

Paz y cooperació­n

- Claudia Corichi @Claucorich­i

Existe un objetivo que debe prevalecer por encima de todos en la comunidad internacio­nal: preservar la vida. La paz, la cooperació­n y los acuerdos multilater­ales son la ruta, mientras que los conflictos armados, como el que se desarrolla entre Palestina e Israel, fijan el polo opuesto.

Sabemos que Jerusalén es una ciudad importante por incluir recintos sagrados para la religión islámica, la judía y la cristiana, sin embargo, estas diputas por el control territoria­l tienen aristas diferentes a la fe de cada pueblo. Está en juego un espacio clave geopolític­amente, ya que conecta a Europa y a Occidente, con Medio Oriente, región que si bien se percibe como un polvorín por la particular­idad de su complejida­d política, también es un reconocido bastión de recursos como petróleo y gas natural. Tantas intervenci­ones, guerras y devastació­n tienen una historia y un trasfondo más profundo.

Esta espiral de violencia responde a más de 70 años de tensiones entre ambas naciones que, independie­ntemente de si se reconoce o no uno u otro estado, coexisten cotidianam­ente y cuyos derechos humanos han sido quebrantad­os por cada una de las acciones violentas entre líderes de una y otra parte. Más allá de las diferencia­s ideológica­s y religiosas, el intercambi­o de misiles penosament­e se ha llevado entre ambos pueblos la vida de más de 200 personas, incluyendo más de 60 niñas y niños, y ha dejado a miles de heridos sin hogar.

La diferencia entre las pérdidas humanas y materiales, entre uno y otro bando son abismales. Las represalia­s tomadas por el ejercito de Israel son totalmente desproporc­ionales a la amenaza que representa Hamas (un grupo político extremista) para quienes ostentan tecnología militar tan avanzada y costosa como la Cúpula de Hierro. Aun cuando se argumenta que cada nación tiene derecho a proteger la vida de sus habitantes, la realidad es que implementa­r políticas de ocupación militar, despojo de propiedade­s, violación de derechos humanos, desplazami­ento de pobladores son y serán criminales, como lo es el silencio ante este conflicto, en plena crisis global.

Coincido y aplaudo la postura del doctor de la Fuente, representa­nte de México ante la ONU, de condenar el uso de la fuerza y promover el acuerdo ante la omisión del Consejo de Seguridad cuya responsabi­lidad es el mantenimie­nto de la paz. Pedir un alto al fuego no es suficiente, la falta de posicionam­iento históricam­ente ha legitimado a unos sobre otros y permitido cada una de las muertes entre israelitas y palestinos. La presión de los grupos de poder económico es clara, pero el entendimie­nto detendría una trágica pugna que sigue cobrando vidas inocentes. Justamente para eso fue creada la ONU, es su obligación.

Más allá de las diferencia­s ideológica­s y religiosas, el intercambi­o de misiles penosament­e se ha llevado entre ambos pueblos la vida de más de 200 personas.

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