Ados, migos
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), reconoce a México como el país líder en la revolución insectívora, gracias a las más de 300 especies de insectos comestibles dentro de su territorio.
PERO ESTÁN EN PELIGRO
Aunque forman parte de uno de los grupos más antiguos de la Tierra, en la actualidad las poblaciones de insectos se ven cada vez más amenazadas.
Hoy en día este grupo enfrenta dos problemáticas: la creciente cultura anti insectos y la fragmentación o destrucción de su hábitat.
“En pleno siglo XXI vivimos inmersos en una cultura que nos ha puesto en contra de los insectos. A diario se nos presentan matamoscas e insecticidas que utilizamos indiscriminadamente sin ser conscientes de que estamos afectando a toda la naturaleza”, expresó Villanueva.
El uso y abuso de insecticidas pone en riesgo no sólo a los insectos, sino también a toda la naturaleza. Por ejemplo, existen insecticidas agrícolas fabricados con el objetivo de contraatacar plagas, sin embargo estos agroquímicos pueden llegar a afectar el crecimiento de los cultivos e incluso podrían quedar restos del mismo en el alimento o la planta por un largo periodo.
Además, pueden producir afectaciones severas a las personas si estos son usados constantemente dentro del hogar. Algunas de ellas son vómitos, manchas en la piel, dolor en los ojos e incluso reacciones alérgicas.
Por otro lado, la fragmentación y destrucción del ecosistema es uno de los mayores riesgos que enfrentan hoy en día.
Uno de los ejemplos más claros de insectos en peligro de extinción es la Mariposa Monarca, una especie que a raíz de la pérdida de su ecosistema enfrenta esta problemática.
La mariposa emprende un viaje de 4 mil 500 kilómetros desde el este de Estado Unidos hasta el sur de México, en donde por factores ambientales se ven atraídas a los bosques de oyamel, principalmente en la región de Michoacán y el Estado de México.
Dicha especie forma parte de la cultura y biodiversidad de México, incluso en algunos municipios de Michoacán, como Angangueo, Tuxpan y Zitácuaro, los lugareños en colaboración con la Secretaría de Cultura, realizan festivales culturales de la Mariposa Monarca para promover la conservación de la reserva ecológica del estado mediante talleres y pláticas.
Sin embargo, la constante intervención del hombre en su ecosistema ha provocado una fragmentación del mismo, lo que la convierte en una especie en riesgo de perder su hábitat.
“Un hábitat fragmentado es un ecosistema que ha sido dividido en varias partes pequeñas, esto hace que las poblaciones de cada uno de los fragmentos no pueda interactuar con la otra, por consiguiente las poblaciones son más pequeñas y tienen menor posibilidad de sobrevivir a desastres naturales, los cuales son cada vez más comunes”, expresó Gay.
De acuerdo con un recuento realizado en 2019 por la Xerces Society, una organización ambiental dedicada a la conservación de invertebrados, el estado de California, en Estados Unidos, cuenta con 29 mil ejemplares, una cifra mucho menor a la obtenida en 1980, que fue de 4.5 millones de ejemplares.
Los especialistas señalan que si bien hay insectos que resultan perjudiciales para la salud humana, estos han tomado ese papel por las situaciones y condiciones en las que los propios humanos los han puesto.
“La conservación de los insectos es un tema de suma importancia en la actualidad porque sin ellos, todos los ecosistemas se vendrían abajo y las cadenas alimentarias colapsarían casi de inmediato”, expresó Gay.
ACCIONES PARA SU CONSERVACIÓN
Para lograr un ambiente sano en el que tanto insectos como humanos puedan prosperar, se deben llevar a cabo diversas acciones que aborden el ámbito social y político.
El primer paso es la creación de áreas verdes incluyentes para insectos.
“Si bien los pastos que vemos en los camellones son bonitos, son espacios excluyentes para la fauna local, ya que no ayudan a tener diversidad de especies, por lo que se genera un área verde con pocos insectos”, destacó Sebastián Gay.
Al implementar áreas verdes con variedad de plantas y flores, los insectos podrán proveerse de alimento y cumplirán con su labor de polinización en esa área y las aledañas. También otras iniciativas son los techos verdes y jardines salvajes.
“Muchos dicen que la gente no cuida lo que no conoce, pero no es necesario conocerlo todo para cuidarlo, eso no te da el derecho; los grandes cambios comienzan desde la acción individual”, puntualizó Villanueva.
RENÉ VILLANUEVA
HISTORIA NATVRAE
“No todos los alimentos que consumimos fueron directamente polinizados, pero todos necesitan la labor de un insecto durante su periodo de producción para que este llegue hasta nuestras manos”
dos veces antes de usar matamoscas, insecticidas o simplemente aplastarlos, porque la mayoría de las veces no son una amenaza