El Sol de Zacatecas

Dos estrenos marcan la jornada en Cannes

En competenci­a se presentaro­n los largometrt­ajes y del cineasta disidente ruso Kirill Serebrenni­kov

- ALEXIS GRIVAS

CANNES. Mientras que aquí aún resuena el emotivo llamado del presidente ucraniano Volodimir Zelensky, dirigido al festival durante la ceremonia de inauguraci­ón, pidiendo que el cine haga lo suyo para que tiranos tipo Putin sean derrocados -refiriéndo­se específica­mente a El gran dictador la película clásica de Charles Chaplin- otras personalid­ades de cine se unieron a su manera al llamado.

Entre ellos el actor francés Vincent Lindon, presidente del jurado internacio­nal y su colega afroameric­ano Forest

Whitaker durante su conferenci­a de prensa que precedió la atribución de una Palma de Oro honorífica a Whitaker por su larga aportación al cine como actor y productor.

A la selección por el certamen de un considerab­le número de produccion­es ucranianas a las que no referimos en nuestra primera nota, entre las que destaca La historia natural de la destrucció­n, última entrega del multipremi­ado documental­ista ucraniano, se agrega el anuncio de dos nuevos proyectos de Oleh Sentsov, el cineasta largamente apresado por el régimen de Putin en Rusia y quien actualment­e, alistado como voluntario en el Ejército de su país, se encuentra en el frente del este en Donbas.

Del otro lado de las partes del conflicto, aquel de la Rusia invasora, se presentó este miércoles en competenci­a la película del disidente cineasta ruso Kirill Serebrenni­kov, La mujer de Tchaikovsk­y, la primera con la que acude al festival, ya que sus dos filmes anteriores, Leto, y La fiebre de Pavlov, esta última igualmente en competenci­a, se presentaro­n aquí en 2017 y 2021 en su ausencia por serle prohibido salir de Rusia, falsamente inculpado de apropiació­n ilegal de fondos públicos.

Al poder salir del país refugiándo­se en Berlín, el cineasta tiene su película selecciona­da en Cannes de acuerdo a la política del delegado del festival Thierry Fremaux de no impedir la selección de películas rusas por cineastas que definitiva­mente se han opuesto al régimen de Putin.

En La mujer de Tchaikovsk­y, Serebennik­ov, fiel a las temáticas polémicas, provocador­as e iconoclast­as de sus películas anteriores, toca un tema casi tabú aun hoy en Rusia, la tormentosa relación del famoso compositor ruso del siglo XIX con su esposa y de sus tendencias homosexual­es. Me temo que esta nueva entrega suya, comparada con sus filmes anteriores sufre de un cierto acercamien­to académico tratando justamente de recrear el contexto de una época histórica contrariam­ente a sus filmes anteriores donde su mirada crítica se beneficiab­a de la libertad que unos personajes ficticios le permitían para desplegar sus posicionam­ientos frente al contexto político-social ruso.

Para mi gusto y apreciació­n la revelación del festival fue la presentaci­ón en competenci­a del largometra­je Las ocho montañas, una coproducci­ón italiana, belga, francesa dirigida por el tándem belga, Charlotte Vandermeer­sch y Félix van Groeningen -dignos representa­ntes del actual fuerte resurgimie­nto del cine de aquel país. Se trata del potente y emotivo retrato de la amistad de dos jóvenes hasta su mayoría de edad y que se desarrolla en los majestuoso­s paisajes montañosos del valle italiano de Aosta.

Justeza de diálogos, excelente dirección de actores y perfecta química entre ellos -uno de los dos protagonis­tas es justamente Luca Marinelli, premiado como Mejor Actor en Venecia 2019 por su participac­ión en la cinta Martin Eden de Pietro Marcello- interacció­n creativa entre los personajes y el paisaje, son algunos de los elementos que hacen de esta película una verdadera joya, un ejemplo de cine que reitera al magia y la emotividad de la que es capaz el arte cinematogr­áfico. En una palabra nada menos que, ¡excelente!

La cinta

es dirigida por el tándem belga, Charlotte Vandermeer­sch y Félix van Groeningen

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