El Sol de Zacatecas

Médicos: ¡hasta las cejas!

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Están hartos de que se les ningunee, de que se les trate como a basura, de que se les calumnie desde las intolerabl­es mañaneras, de que el tlatoani mienta sobre una realidad indudable. Miles de médicos dejaron la piel en la pandemia, desbocados en la atención de los miles y miles de enfermos y sin que los detuviera el peligro que enfrentaba­n. Murieron un número impresiona­nte contagiado­s, a extremos de que México ocupó el primer lugar en defuncione­s de estos héroes anónimos.

Igual sucedió con las enfermeras al pie del cañón, dispuestas a interminab­les jornadas de trabajo para regresar a sus hogares, siempre, con el temor al contagio del virus y transmitir­lo a su familia. Esta vocación de hombres y mujeres que se entregan sin límites a su profesión, no es ninguna novedad. Generacion­es enteras de galenos han servido incondicio­nalmente a la población, incluso en los lugares más remotos de la República. Sobran los testimonio­s de quienes trabajaron en comunidade­s alejadas de la civilizaci­ón.

Algunos perdieron la vida, aunque un tlatoani ciego a la realidad, lo ignore. En otras épocas, en las que no había las condicione­s de insegurida­d actuales, tampoco faltaron tragedias. Recuerdo, hace unos años, el caso de una joven regiomonta­na, que fue a dar a uno de estos lugares inhóspitos. La asesinaron de la forma más vil. Los residentes, sin embargo, siguieron yendo a estas plazas. En fecha reciente, la víctima fue Mariana, de la que se dijo que se suicidó, aunque había denunciado violación por parte de un colega. Ambos crímenes, impunes.

Las condicione­s cambiaron en forma drástica, con la llegada de la 4T, el austericid­io, la pésima dirección en la Secretaría de Salud y el desmantela­miento del sistema completo.

Lo primero que hicieron fue bajarles el sueldo de ocho mil tristes pesos, a ¡cuatro mil! Empezó el caos en el abastecimi­ento de medicinas e insumos, el cierre de plazas después de lo más fuerte del coronaviru­s, se les hacían contratos por cuatro meses y a saber si se los renovaban.

La brutal insegurida­d, al llegar a localidade­s en manos de la delincuenc­ia organizada, en las que los obligan a atender a sus gente y en las que varios han muerto a manos de estos sátrapas.

Los mandan, por otra parte, a la buena de Dios. Acceden a poblados en los que se

Es inconcebib­le que no se hayan ya levantado, como lo hicieron en el pasado, a exigir un trato justo y la reconstruc­ción del sistema de salud, aniquilado por la barbarie inaudita de la 4T. López reitera su carácter traidor en cuanto a la contrataci­ón de los cubanos, que tiene jiribilla: apoyar a la famélica dictadura.

carece de todo, sin comunicaci­ón ni siquiera telefónica con el exterior, a horas de brecha del poblado más cercano. En el caso de una urgencia, cuando es indispensa­ble un hospital, es casi imposible trasladar al enfermo por esos caminos.

Ni cuentan con medicament­os ni con aparatos básicos; ni instalacio­nes, por lo que se sustituyen estas estancias de residentes, por brigadas médicas que acuden cada tanto a atender a esos habitantes.

El cuerpo médico está indignado con el trato que se les viene dando. Se le negó la preferenci­a a la vacuna del Covid, a pesar del peligro en que estaban. Poco se les agradeció su esencial colaboraci­ón y se les sigue atacando, ahora con la contrataci­ón de médicos cubanos, porque según AMLO, aquí no hay.

Es inconcebib­le que no se hayan ya levantado, como lo hicieron en el pasado, a exigir un trato justo y la reconstruc­ción del sistema de salud, aniquilado por la barbarie inaudita de la 4T. López reitera su carácter traidor, a quienes en verdad sirven a la patria, e hipócrita en cuanto a la contrataci­ón de los cubanos, que tiene jiribilla: apoyar a la famélica dictadura.

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