Del virtuosismo y la emoción
En sus orígenes, el virtuosismo nació ligado a la virtud celestial inspirada en los tronos angélicos, tal y como lo destacó Dante Alighieri al asociarla con su amada Beatrice. Siglos después, la palabra “virtuoso” comenzará a ser asociada al arte musical para identificar a la persona dotada de una capacidad musical extraordinaria, según lo asentaba ya en 1703 el “Dictionaire de Musique” de Sebastien de Brossard, Gran Capellán y Maestro de Música de la Catedral de Meaux, al destacar que el adjetivo “virtuoso”, “virtuosa” y “virtudioso” era empleado por los italianos para alabar a los que “la providencia había concedido bondadosamente esta excelencia o superioridad”, ya fueran pintores, arquitectos o principalmente músicos dedicados a la teoría y la composición, en tanto que en Francia la palabra que se utilizaba como su equivalente era la de “illustre”.
del arte a los expertos. Proceso que influyó, de modo determinante, en el establecimiento y desarrollo de los conservatorios como escuelas musicales profesionales en las que se formarían los futuros intérpretes vocales y de los distintos instrumentos musicales cuya común aspiración era llegar a ser virtuosos.
A principios del siglo XIX, la Escuela del “Bel Canto” con Vincenzo Bellini, Gae