Odio, armas y Twitch
En esta ocasión le tocó pagar a la comunidad negra la falta de escrúpulos de la derecha política en Estados Unidos que, sin llamar al racismo explícitamente, han hecho eco de estas ideas con tal de ganarse al electorado racista; ese al cual el trumpismo le dio el suficiente valor para destaparse y salir a las calles.
Así como Gendron, los pistoleros de tres recientes tiroteos en Estados Unidos eran creyentes de esto: el de 2015 en Charleston, Carolina del Sur, en el que nueve feligreses negros fueron abatidos; el de 2018 en el que 11 judíos fueron asesinados en una sinagoga de Pittsburgh; y el asesinato en 2019 de 23 personas, muchas de ellas latinas incluidas mexicanos, en El Paso, Texas. Este último, incluso, inspiró a Gendron.
En esta aritmética del odio permanece vigente el interminable laberinto del acceso a las armas en Estados Unidos.
De manera hipócrita las armeras y sus lobistas de la NRA han creado el mito de que “Lo único que detiene a un tipo malo con un arma es un tipo bueno con un arma” como justificación para continuar sus ventas.
Lo anterior probó ser de nuevo una mentira. Aaron Salter era un guardia armado con pistola que intentó abatir a Gendron, pero que murió en el intento pues el pistolero, que estaba protegido con chaleco y casco antibalas, lo superaba en capacidad de fuego con un rifle de asalto. Con justa razón The New York Times llamó al tiroteo en Buffalo como “La encrucijada sangrienta donde las teorías de la conspiración y las armas se encuentran”. Escribir desde el México de los feminicidios y la violencia sobre estos sinsentidos en el vecino del norte podría resultar hipócrita para un estadounidense; sin embargo violencia es violencia, y sobretodo cuando nuestro país está peleando en las cortes la facilidad con el que las armeras ponen armas en las manos de dementes y criminales.
Sólo hay dos certezas sobre lo que va a suceder de aquí en adelante. Uno, con las tendencias demográficas actuales es cuestión de tiempo para que la raza blanca se convierta en minoría en los Estados Unidos. Dos, con este matrimonio de armas, odio y tecnología, este tipo de despliegues racistas van a crecer en número e intensidad.