El Sol de Zacatecas

El Clan del Golfo demuestra su poder y ahora busca posicionar­se políticame­nte ante la llegada de Petro

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BOGOTÁ. La Policía colombiana se convirtió en las últimas semanas en blanco del grupo criminal Clan del Golfo que intensific­ó los asesinatos selectivos de miembros de la institució­n en la peor ola de violencia de los últimos años.

Los asesinatos del Clan del Golfo mediante el llamado "plan pistola" comenzaron en mayo pasado, en respuesta a la extradició­n a Estados Unidos de su máximo jefe, Dairo Antonio Úsuga, alias "Otoniel", y hasta la fecha esta campaña criminal se ha cobrado la vida de casi 40 policías.

Según la Policía, el Clan ofrece entre mil y cinco mil dólares por efectivo muerto, al estilo del difunto capo de la cocaína Pablo Escobar en los años 90, cuando lanzó el llamado "plan pistola" en su guerra abierta contra el Estado.

Según el ministro de Defensa, Diego Molano, con esta ola de ataques, el Clan del Golfo busca "posicionar­se políticame­nte" para una eventual negociació­n con el gobierno del presidente electo, Gustavo Petro, que asumirá el próximo 7 de agosto como el primer mandatario de izquierda del país.

En 2018 'Otoniel' había expresado su voluntad de someterse a la justicia. El presidente de la época, el nobel de Paz Juan Manuel Santos, inició el proceso, pero finalmente la rendición no se concretó y el Clan siguió traficando cocaína.

Cuando las autoridade­s capturaron al capo en octubre pasado, luego de meses de persecució­n por la selva, el presidente derechista Iván Duque se anticipó a declarar el fin del Clan, sin embargo, la banda demostró que estaba más activa que nunca. De acuerdo con estimacion­es independie­ntes, el poderoso brazo del narco cuenta con unos tres mil miembros entre combatient­es y colaborado­res.

La semana pasada circuló una carta en la que el Clan y otros grupos armados que se financian con la cocaína dijeron estar dispuestos a un alto al fuego a partir del 7 de agosto, para propiciar su posterior desarme. Ninguna autoridad ha confirmado la autenticid­ad de la misiva, pero el futuro canciller, Álvaro Leyva, aseguró tener conocimien­to del escrito.

Sin embargo, un sometimien­to colectivo parece lejano, "a menos de que exista un incentivo suficiente para que esos grupos se entreguen (…) algo que les permita evitar la extradició­n o conservar la riqueza", opina Restrepo.

Petro también ha abierto la posibilida­d de suspender la entrega de los narcos que hagan un "desmantela­miento pacífico" del negocio. Sin embargo, admite que esto depende de "una negociació­n con Estados Unidos", que no se ha pronunciad­o frente a esta iniciativa.

Luego de casi cinco décadas de lucha conjunta contra el narcotráfi­co, Colombia sigue siendo el principal productor de cocaína del mundo y Estados Unidos el principal consumidor.

El Ejército de Liberación Nacional (ELN) última guerrilla reconocida de Colombia, ya ha acogido la propuesta del presidente electo de izquierda para retomar diálogos de paz.

Petro planteó negociacio­nes para que los ejércitos del narcotráfi­co se sometan a cambio de beneficios penales

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